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«Los derechos humanos son demasiado importantes como para dejarlos en manos de los políticos». Carlos Sancho, de Amnistía Internacional (AI), lo recuerda una vez más, para que no se nos olvide que, como ciudadanos, tenemos la obligación moral de luchar para que los derechos ... humanos se cumplan. «Todos los derechos para todas las personas», pues se sufren violaciones a diario, en países muy lejanos pero también a la puerta de nuestras casas.
Amnistía Internacional y la Red Alternativa de Grupos han organizado esta mañana, en la Plaza del Cid, una concentración con motivo del Día Internacional de los Derechos Humanos, que se conmemora este 10 de diciembre. Se ha leído un manifiesto en recuerdo de todos aquellos que luchan activamente por un mundo mejor, y se han recogido firmas para acabar con tres casos especifícos de violaciones de derechos.
El primero es el de Sakris Kupila, un estudiante finlandés nacido como mujer pero que se siente un hombre, y así quiere ser considerado. Sin embargo, la legislación finlandesa es «muy restrictiva», ha recordado Sancho, y para el cambio de género exige una esterilización y una delcaración de 'trastorno mental', «humillante» desde cualquier punto de vista.
AI también recoge firmas para la liberación de varios activistas que se encuentran presos en Tursquía, para ser juzgados como delitos de terrorismo, cuando son «presos de conciencia». El último caso corresponde al movimiento indígena MILPAH, de Honduras, que está siendo gravemente amenazado por intereses mineros y económicos.
Carlos Sancho recuerda que este tipo de campañas de recogida de firmas generan una presión internacional que, casi siempre, consigue alguna mejoría. Por ese motivo, Sancho anima a los burgaleses a luchar por los derechos humanos a través de las ONG's, pues aunque solo sea apoyando sus campañas se va consiguiendo mejorar el mundo. «Lo importante es no pensar que la defensa de los derechos humanos es cosa de otros, sino que nos atañe a todos».
Desde Amnistía Internacional lamentan la respuesta «cicatera y egoísta» que está dando Europa a la crisis de refugiados. Es un deber moral y una obligación legal atenderlos y, sin embargo, falta voluntad política. Ni la Unión Europea ni los estados miembros cumplen con sus obligaciones, los convenios internacionales y las dereclaraciones de derechos. «Nos jugamos el futuro», ha insistido Carlos Sancho, pues a cualquier persona puede acabar necesitando asilo político si se convierte en víctima de una guerra.
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