La lluvia ahogó las expectativas de los hoteles de Burgos en Semana Santa

«La climatología adversa nos ha afectado bastante, ha habido muchas cancelaciones de última hora e incluso en el mismo día de entrar a la reserva», expone el presidente de la patronal en Burgos, Luis Mata, quien cifra en torno al 10% la caída en los ingresos de estas fechas festivas. «Podría haber sido peor, aunque claramente el balance ha sido negativo», apunta con un rayo de optimismo entre tanta nube negra.

En datos, los hoteles de la capital burgalesa se han quedado esta Semana de Pasión 2024 por encima del 75% de ocupación media en los nueve días que transcurren desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de Resurrección.

Borrascas Nelson y Carlota aparte, los turistas han apurado hasta las últimas previsiones meteorológicas para levantar sus reservas y muchos de ellos han decidido apostar por venir a Burgos pese al aguacero que ha caído durante gran parte de la semana pasada. Prueba de este tesón es el porcentaje de ocupación promedio de los días centrales de Semana Santa -de jueves a domingo-, que ha alcanzado hasta el 92% en los establecimientos hoteleros de la ciudad.

Esa presencia turística pese a la suspensión -o modificación- de las procesiones con mayor lustre de la Semana Santa burgalesa, como El Encuentro, el Desenclavo o el Anuncio Pascual, tuvo su recompensa en la tregua al final del Viernes Santo -con retraso y tapado de tallas por la aparición de la lluvia en el regreso- y el Sábado Santo, donde una Soledad sin indulto por sexto año consecutivo pudo procesionar por las calles de Burgos.

Dichas precipitaciones, acompañadas del tradicional frío burgalés, han restado rédito económico a unas fechas en las que los hoteleros de la capital esperaban seguir la línea alcista de los dos últimos años, con la mirada puesta en colgar el cartel de completo tras la más que positiva experiencia de 2022 y 2023, cuando el sector pudo recobrar el ritmo perdido tras la pandemia de covid-19.

Por ello, al recorte en el beneficio generado se suma a lo que se ha dejado de ganar en base a esas altas expectativas puestas en la Semana Santa de 2024, motivo por el que la sensación en el sector es más pesimista de lo que los datos reflejan.

«Lo que se ha perdido estos días está perdido, ya no se puede recuperar», lamenta Mata a la vez que apunta a la hostelería como otro de los grandes damnificados por el mal tiempo de estos días pasados. El presidente de la patronal estima que se ha ingresado un 30% menos que otros años y señala a los bares «de tapeo» como los más perjudicados por el frío y la lluvia de la semana pasada. «La gente se ha decantado más por ir a sentarse a comer en restaurantes en lugar de ir de bar en bar», concluye.

Con la vista puesta ya en el futuro más inmediato, Mata expone que durante las próximas fechas se irá viviendo una ocupación in crescendo hasta la próxima época turística estacional: el verano. «Los pronósticos de buen tiempo van a acompañar y esperamos que sobre todo durante los próximos fines de semana se registren buenos niveles de ocupación», señala sobre una tónica habitual que suele repetirse en los hoteles de Burgos.

A ello ayudarán los puentes festivos y también algunos eventos previstos en la ciudad para los que ya se ha realizado un buen número de reservas. «Nos están llamando por un concierto que hay el fin de semana del 13 de abril y también tenemos clientes que ya han reservado para un campeonato de danza que hay en mayo en la ciudad», avanza sobre las demandas actuales.

El próximo festivo, el del 23 de abril, no se esperan demasiada ocupación al ser autonómico. Distinto será el festivo del próximo 1 de mayo, Día Internacional de los Trabajadores, que pese a caer en miércoles «se aprovechará en algunos lugares como Madrid para hacer puente y puede que haya buenas cifras de ocupación esos días», afirma Mata sobre la hoja de ruta del sector en la capital burgalesa.