En las vísperas del Día del Domund, que se conmemora este 21 de octubre, Burgos se reivindica como provincia misionera. Contamos con 646 misioneros, repartidos por todo el mundo, y la mayoría de ellos superan los 50 años. Misioneros jóvenes hay muy pocos, milagro ... si llegan a la decena, de ahí que la jornada de este año esté dedicada a despertar jóvenes vocaciones para que el trabajo de misiones cuente con relevo generacional.
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Así lo ha explicado Ramón Delgado, delegado diocesano de Misiones en Burgos, quien ha recordado que los jóvenes se implican a través de los veranos misioneros. El programa se desarrolla en la provincia con la colaboración de Cáritas, con destinos habituales en Perú y Ecuador, y ofrece una experiencia misionera de primera mano. Sin embargo, cuesta mucho encontrar jóvenes dispuestos a convertirse en misioneros.
Y eso que Burgos está a la cabeza de España, con una familia misionera de 646 personas, de las cuales, el 53% son hombres. El continente americano es el que alberga a un mayor número de misioneros, 456, mientras que en África hay 71, en Asia 28, en Europa 90 y en Oceanía 1. Los países que cuentan con más burgaleses son Perú, Venezuela y Argentina, con 64, 62 y 50, respectivamente.
Delgado ha puesto en valor el trabajo que realizan los misioneros, que son personas «muy valiosas», que se acercan a países en situaciones de conflicto, guerras, extrema pobreza y hambrunas. Las necesidades de las poblaciones a las que atienden son innumerables, y es que los misioneros no solo se dedican a la evangelización, también cubren carencias sanitarias, alimentarias o educativas.
Charo Corcuera es una de las misioneras burgalesas, laica, recién llegada de la República Dominicana. Siempre ha estado muy vinculada a la labor pastoral de la Iglesia Católica, como voluntaria de Cáritas y en la pastoral juvenil. Sin embargo, llegó un momento en que nació una nueva vocación, se apuntó a misiones y ha estado en un pequeño municipio de la República Dominicana, país con grandes desigualdades.
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Corcuera afirma que «ha recibido mucho más de lo que ha dado», pues ha aprendido a valorar la vida y «que se puede ser feliz con poco». Allí, la población comparte lo que tiene, por poco que sea. «Se nos quedan en el corazón» pues son personas muy cercanas que agradecen cualquier ayuda que se les presta.
El Día del Domund sirve para poner en valor este trabajo, pero también para recaudar fondos que ayuden a continuar con la labor misionera. Así, en las colectas de los últimos años se han recaudado en torno a 200.000 euros, una cuantía que se suma a los donativos y las herencias recibidas y que ha permitido contar con 831.712 euros en el pasado ejercicio. La cantidad es extraordinaria, ha matizado Ramón Delgado, pues las herencias son puntuales y, de hecho, en 2016 solo se contó con 356.000 euros, sumando donativos y colectas.
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