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Había mucha ilusión, de libreros y de lectores, pero la lluvia ha aguado el Día de Libro en Burgos. Es una lluvia persistente, acompañada de ráfagas de viento muy frío, contra la que han intentado luchar las librerías de la capital, pero no han podido. ... A mediodía tomaban la decisión de desmontar las 'casetas' y retornar a sus locales. Algunas abrirán esta tarde (incluso durante el mediodía) para seguir celebrando la jornada.
La estampa esta mañana de sábado era triste. Con todo montado, bien preparado, los libreros han tenido que enfrentarse a lluvia, viento y frío. Habían puesto a buen recaudo los ejemplares, especialmente elegidos para un día tan especial, que llega acargado de novedades. Tenían cerradas las 'casetas' por tres de sus cuatro lados, para evitar el agua, y cubiertos los libros con plásticos, que se cimbreaban a golpe de ráfaga.
«El agua y la humedad no viene bien a los libros», admitía Víctor Adot, de la librería La Llave, además de vicepresidente de la Asociación Provincial de Libreros de Burgos. Lo llevan con resignación, pero también con mucha pena, y han estado resistiendo porque hoy es el día de sacar los libros a la calle, pero se han calado. En la caseta de Margof han tenido que mover las mesas para proteger los libros y pisaban sobre charcos.
En Luz y Vida se les volaban los plásticos, mojándose los ejemplares traídos, que no han sido tantos como les hubiera gustado. Y es que la previsión del tiempo ha sido tozuda durante toda la semana: el sábado iba a llover, y los libreros han sido previsores. De hecho, algunas librerías están abiertas también este 23 de abril, para paliar el disgusto de la lluvia, y al igual que en la Plaza Mayor se aplica el 10% de descuento.
Pese a todo, pese a la lluvia, el viento y el frío, los burgaleses se han animado a acercarse al Día del Libro. Curiosear no se ha podido mucho, pero los lectores han ido directos a pedir algún libro, o alguna recomendación porque hoy toca comprar un libro, es la tradición. También para los niños, a los que este 23 de abril los mayores les suelen regalar algún ejemplar, y piden que se cumpla con el regalo.
Los libreros se han matenido durante la mañana en la Plaza Mayor y, a mediodía, han valorado la situación y, visto que no tiene intención de parar de llover, han decidido desmontar y retornar a las librerías. Adot recuerda que ha costado mucho organizar la jornada, pues deben de cumplir con multitud de trámites administrativos, pedir permisos, preparar la seguridad... así que les ha costado renunciar a la Plaza Mayor, pero también saben que deben proteger los libros.
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