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Ha sido un caso excepcional de principio a fin. El Hospital Universitario de Burgos (HUBU) ha protagonizado un hito médico, técnico y humano, que ha permitido salvar la vida a un bebé que presentaba un problema respiratorio muy grave. Y lo ha hecho junto al ... Hospital 12 de Octubre de Madrid y al Hospital Regional Universitario de Málaga, en una movilización épica de recursos humanos y materiales que impresiona, emociona y enorgullece a partes iguales.
Se han salvado distancias de 1.000 kilómetros para garantizar que el pequeño pudiera tener acceso a la única terapia que iba a poder salvarle la vida, un ECMO (un sistema de oxigenación por membrana extracorpórea). Se trata de un equipo de ventilación mecánica que permite realizar la función respiratoria y limpiar la sangre cuando el propio sistema respiratorio no es capaz de hacerlo.
Ese era el estado crítico en el que se encontraba el bebé ingresado en la UCI Pediátrica del HUBU. «Un paciente sin patologías previas, sano, pero con un problema respiratorio agudo y una evolución mala, que no suele ser habitual», explica el pediatra intensivista Fernando Gómez Sáez, uno de los responsables de este casi milagro médico que se ha vivido este miércoles en el hospital burgalés.
El estado del paciente se complicó hasta llegar a una situación «desesperada, porque su organismo no era capaz de oxigenar la sangre de forma adecuada», apunta el doctor Gómez Sáez. Los recursos de la UCI Pediátrica, que no son pocos, se agotaron y ya solo quedaba una única opción para mantenerlo con vida, un ECMO, «una terapia de altísima complejidad, que hay en muy pocos centros».
Al igual que la cirugía cardíaca, estos sistemas de ventilación mecánica solo están disponibles en centros hospitalarios especializados, y en Castilla y León no hay ninguno. Además, ante el estado del paciente, era inviable trasladarlo en ambulancia a un hospital con ECMO, así que la solución era todavía más compleja: había que traer a Burgos un equipo, con instrumental médico y profesional.
El Hospital Universitario de Burgos ha vivido un hecho extraordinario. El transporte en ECMO es algo infrecuente, y lo es en muchos casos porque no existe un protocolo nacional, ni un sistema coordinado a nivel de todo el país.
«Es una pena que esto dependa de que sepas que existe y a quién llamar», explica Fernando Gómez Sáez. En su caso, él es amigo de Silvia Belda, levantó el teléfono y pidió el favor. Si no llegar a ser así, «lo normal es que este caso hubiera acabado mal».
Además, «ha llegado in extremis». Doce horas no son mucho tiempo para organizar un operativo tan complicado, sobre todo si es algo no oficial, que se hace casi «entre amigos», explica María García. Así que la tensión vivida en el HUBU ha sido importante.
El doctor Gómez Sáez insiste en que «debería de haber un sistema de transporte organizado», algo por lo que está luchando Silva Belda. Así, se dispondría de un protocolo y se podrían movilizar los recursos cuando fueran necesarios.
Y es que disponer de un ECMO en cada hospital «no tiene sentido». El sistema está vinculado a centros especialistas en cirugía cardíaca, así que tampoco es raro que en Castilla y León no haya ECMO. «Quizás no tenga sentido que haya un sistema para pocas intervenciones», pero lo que sí es imprescindible es un protocolo y un sistema nacional de transporte.
Una «odisea», algo «excepcional desde el punto de vista técnico y sobre todo humano», insiste el pediatra intensivista, al que le tocó hacer la llamada de auxilio a Silvia Belda, compañera del Hospital 12 de Octubre y con gran experiencia en el transporte en ECMO. Hubo que buscar al equipo que pudiera viajar a Burgos, pues se requiere de profesionales muy especializados.
Fueron doce horas de mucha tensión. Se barajaron diferentes opciones... el 12 de Octubre, La Paz, el Gregorio Marañón, el Vall d'Hebrón... hasta que el Hospital Regional de Málaga dijo que sí, que podía enviar a su equipo. La noticia llegó a las once de la noche del martes. Y cinco profesionales se montaron en un avión con destino Bajaras, donde les recogieron las dos ambulancias del HUBU, previo paso estas por el 12 de Octubre para recoger el ECMO y a Silvia Belda.
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La intervención se realizó entre las 12:30 y las 17:30, con un HUBU totalmente volcado. «El esfuerzo organizativo fue mayúsculo, pero fue un éxito total». Muchos servicios del hospital estuvieron implicados (Enfermería, cirujanos, anestesistas, el Banco de Sangre...). Y, luego, el trabajo en equipo entre profesionales del HUBU, el 12 de Octubre y el Regional de Málaga «fue impresionante».
«Que un grupo de gente tan diferente empastara bien para formar un equipo y trabajar todos a uno fue espectacular», indica María García, pediatra intensivista del HUBU. «Lo más bonito fue lo bien que se organizó el hospital. Nuestro personal estaba agradecido porque se encontraron con gente especialista que se lo puso muy fácil, y ellos encantados con la disposición del HUBU».
Fernando Gómez Sáez y María García han vivido «una montaña rusa de emociones» durante estos últimos días. «Ves a un paciente que cada vez está peor y, a pesar de que haces todo lo posible no es suficiente. Es muy duro», insisten.
Por ese motivo, la llamada a Silvia Belda dio esperanzas al doctor Gómez Sáez. Y luego llegaron esas doce horas de búsqueda del equipo. Cuando se confirmó que vendrían los malagueños, la inquietud se transformó en «unos nervios impresionantes».
«No sabes si van a llegar a tiempo», así que la máxima tensión se centra en que el niño aguante, explica la doctora García. «Mucha tensión, preocupación y trabajando sin parar en el servicio», hasta que la intervención resultó un éxito.
A partir de ahí, dos sentimientos: orgullo y satisfacción personal. Fernando Gómez Sáez afirma que «se ha sentido orgulloso del HUBU y de los profesionales de la Sanidad Pública. De cómo respondió todo el hospital».
Por su parte, María García admite que hoy están «como de resaca», pasada la tensión de los últimos días, y asumiendo lo que han hecho. «Es una satisfacción personal» porque se ha ofrecido al paciente todo lo que se podía ofrecer.
Es algo que para estos profesionales «no tiene precio» y que los padres del bebé reconocen y valoran, asegura la doctora García.
La intervención fue bien y, tras ella, el bebé fue trasladado con el sistema de ventilación mecánico al 12 de Octubre, donde sigue luchando por su vida. Lo hizo bajo una escolta, primero de Policía Local y luego de Guardia Civil, para garantizar que el transporte era seguro, pues trasladar a un paciente conectado a un ECMO es algo muy complejo y delicado.
«Lo que ocurrió ayer en el HUBU ha sido un hito a nivel médico, técnico y humano», admite Fernando Gómez Sáez, quien se emociona cada vez que lo narra. Solo ha ocurrido tres veces en el HUBU en diez años, lo que da muestras de lo extraordinario del caso, pero en ninguna de las otras dos hubo tres hospitales implicados, y mucho menos uno ubicado a 800 kilómetros.
Ahora solo queda esperar a que el pequeño se pueda recuperar en Madrid. «Todavía le queda mucho camino que recorrer», insiste el doctor Gómez Sáez, pero en el HUBU están muy orgullosos de lo que han hecho porque «esto es lo que podíamos darle y se lo hemos dado». Han hecho todo lo que estaba en sus manos y le han dado una nueva oportunidad de seguir viviendo.
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