A veces, Twitter hace su magia. El joven Adrián se subirá el próximo miércoles al escenario del Altar Mayor de la Catedral de Burgos junto con sus compañeros del coro de Niños Cantores de Viena. Y no estará sólo. Entre el público estará parte ... de su familia, que podrá disfrutar del concierto ras haber removido Roma con Santiago y conseguir escribir un final feliz a una historia que se encaminaba hacia la total desilusión.
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Recapitulemos. Meses atrás, cuando la familia española del joven cantante, oriunda de Alicante, se enteró de que el coro vendría a Burgos, se puso en contacto con la Fundación VIII Centenario, pero las entradas todavía no habían salido a la venta. Y el día que se pusieron en el mercado, a Arturo, el abuelo de la criatura, le fue imposible adquirirlas. «Estuvo toda la mañana llamando y comunicaba todo el tiempo. Y cuando consiguió contactar, le dijeron que las entradas ya se habían agotado», explica la tía de Adrián, Patricia P. Aquello, como no podía ser de otra forma, cayó como un jarro de agua fría sobre la familia. «Fue una desilusión tremenda», reconoce.
Sin embargo, fue entonces cuando surgió «la magia de Twitter». Según explica la tía del joven cantante, colgó un mensaje en su cuenta personal sin mayor pretensión que mostrar algo de pataleo; para desahogarse. «La verdad es que no pensaba que me hicieran caso». Pero la realidad es que se lo hicieron. Rápidamente, el mensaje circuló por la red social hasta llegar a conocimiento tanto de la Fundación VIII Centenario como del Ayuntamiento.
«Se puso en contacto conmigo Antonio Fernández Santos», exconcejal y actual jefe del Gabinete de Alcaldía, y tras un par de conversaciones, el Ayuntamiento le ofreció cuatro entradas. «Quise pagarlas, pero no me han dejado», comenta Patricia al tiempo que agradece enormemente la oferta. Y eso a pesar de que ella no acudirá a ver actuar a su sobrino.
Quienes sí lo harán serán los abuelos y la bisabuela, un «terremoto» de 93 años de edad que estaba «muy ilusionada» con la posibilidad de ver actuar a si bisnieto. «Nuestra familia siempre ha estado muy metida en la música. Hemos pasado por el conservatorio y compartimos ese amor», por lo que la presencia del joven Adrián en uno de los coros infantiles con mayor prestigio del mundo es un motivo de orgullo. A ello se le unen las propias dificultades de pasar tiempo con el muchacho, que nació y vive en Austria y no le ven todo lo que desearían.
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Pero, ¿cómo llegó Adrián a formar parte de los Niños Cantores de Viena? En realidad, la historia en simple. Su madre, española, se trasladó a Viena años atrás y formó allí una familia. Sus dos hijos entraron en el colegio del Palacio Augarten, sede de la agrupación coral, donde están escolarizados. «De pequeño, Adrián pasó las pruebas y ahí está. Incluso es solista en algunas piezas», explica su tía. Además, «este año, su hermano pequeño también ha entrado en el coro». Ellos dos son los primeros niños de ascendencia española en formar parte del coro en muchos años.
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Sin embargo, la proyección internacional del coro es tal que, en realidad, se divide en cuatro agrupaciones, que se reparten las giras y conciertos. Y desde que entró en el coro, la agrupación en la que canta Adrián no había venido a España. Hasta este próximo miércoles, claro. Ese día, sus abuelos podrán verle actuar en la Catedral de Burgos, poniendo así un final feliz a la historia.
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