«Hasta que la igualdad se haga costumbre», las mujeres exigen mayor presencia en la Iglesia

La mujer siempre ha tenido presencia en la Iglesia, como en la sociedad, pero no se ha contado con ella para la toma de decisiones, su trabajo queda invisibilizado por una historia copada por hombres. Ahora un grupo de mujeres ha comenzado a salir a la calle para reivindicar mayor igualdad y dignidad en la Iglesia. El año 2020 fue el primero que salieron el Burgos y este domingo 5 de marzo lo han vuelto a hacer. El grupo Mujeres en la Iglesia de Burgos por la Igualdad ha gritado frente a la Catedral y con un acto simbólico su lema: «Caminamos juntas por la igualdad y la dignidad en la Iglesia».

Exigen a la Iglesia, su Iglesia, a la que se refieren como «nuestra Iglesia» que las tenga en cuenta, que abandone el modelo clerical masculino y hegemónico desde el principio de los tiempo, «algo que no tiene nada que ver con el modelo de Jesús de Nazaret», han puntualizado. Lo que piden es que la Iglesia 'se ponga en sus zapatos', no les nieguen la igualdad ni la dignidad y les dejen así: «vivir nuestra vocación con plenitud».

Aprovechando esta metáfora, se han colocado en las escaleras de la Catedral, en la puerta del Sarmental, zapatos diversos, como las mujeres que forman la Iglesia. Lo han hecho siguiendo un proverbio sioux: «Antes de juzgar a una persona, camina tres lunas con sus zapatos». Buscan así apelar a la empatía de los que gobiernan en la Iglesia.

A estos, a la diócesis de Burgos se les ha hecho llegar estas reivindicaciones en varias ocasiones. Se han transmitido en forma de propuestas para aplicar la Asamblea Diocesana que concluyó el pasado mes de junio. En uno de sus apartados aprobó impulsar una presencia más incisiva de las mujeres en la Iglesia de Burgos.

Para concretar este mandato, el grupo de Mujeres de la Iglesia de Burgos por la Igualdad propuso mayor presencia de mujeres con voz y voto en los órganos de gobierno de la diócesis, desde las parroquias hasta las delegaciones, vicarías y arciprestazgos. También se pidió que se delegue en las mujeres la representación de la Iglesia local en encuentros y foros sociales, políticos o económicos.

Se propuso formación en teología feminista en los seminarios y en la facultad y que se emplee un lenguaje más inclusivo en documentos y celebraciones. Así como que haya mujeres como guías espirituales y liderando proyectos pastorales y sea más visible la presencia femenina en la liturgia, incluido el altar.

Este grupo de mujeres, que también cuenta con el apoyo de hombres a los que les dan las gracias por acompañarlas en este camino «hasta que la igualdad se haga costumbre», señala que la Iglesia está perdiendo la reflexión, la decisión y las intuiciones del 50 % de su población.

Por ello, confían en que la Iglesia reflexione y vaya adoptando cambios. Porque señalan que son las pequeñas acciones cotidianas de visibilización y sensibilización las que hacen posible otra Iglesia donde las mujeres encuentren voz y voto. «Con voz y voto, así nos quiere Dios», han coreado, o «Una Iglesia clerical no se puede soportar» e «Iglesia, despierta, cristianas en revuelta».

La petición es clara, una Iglesia circular donde caben todos y todas. Esta reivindicación no es exclusiva de Burgos, otras 20 ciudades de España han oído el grito de las mujeres católicas.

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