Los hosteleros burgaleses están moderadamente satisfechos. Los números en el primer semetre del año son positivos, con un crecimiento del 2% en ocupación hotelera, en la media del sector en España, si bien es cierto que la evolución es un tanto «irregular». La ocupación media ha rondado el 57%, impulsada sobre todo por los meses de marzo, abril y mayo, que han sido «insusualmente altos».
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También han sido inusuales los meses de enero y febrero, pero en lo negativo, con datos por debajo de los registrados en años anteriores, reconoce el vicepresidente de la Federación Provincial de Hostelería de Burgos, Luis Mata. Luego, marzo y abril han sido fuertes y el incremento en mayo ha sido «brutal», aun siendo un mes que suele funcionar bien. Es «el mes por excelencia de los peregrinos», explica Mata, de los viajes de estudiantes y de las bodas y comuniones.
Y junio se ha caracterizado por la irregularidad, pues el arranque ha sido fuerte, pero las Fiestas de San Pedro y San Pablo no ayudan al sector de los hoteles, pues toda la actividad económica se paraliza y la turística no consigue la remontada deseada. Más allá del día central de las fiestas y de algún fin de semana, el balance es negativo. De hecho, el pasado fin de semana, «ha sido bastante malo».
Así las cosas, el segundo trimestre se ha cerrado con una ocupación del 75%, mientras que el primero se ha quedado en el 40%, lo que hace una media semestral del 57%. «Y con precios muy contenidos», afirma el vicepresidente de los hosteleros, salvo en fechas muy puntuales en las que se retiran las ofertas por exceso de demanda.
En la Federación de Hostelería de Burgos esperan, ahora, un segundo semestre con una leve caída, aunque confían en cerrar el año en dato similares a los obtenidos en 2018. «Los números van en consonancia con el comportamiento nacional», afirma Mata, quien destaca que lo importante es mantener un crecimiento, aunque sea leve, pero estable, para ir consolidándolo año tras año.
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Julio se presenta como un mes de transición. En la primera quincena los datos de ocupación entran dentro de la normalidad, aunque nada que ver con los registrados el pasado año, que «sorprendió» por ser un julio bastante fuerte. Lo que preocupa al sector es el mes de agosto, por el cambio de fechas de la Vuelta Ciclista a Burgos, que se retrasa una semana y coincide con el puente del 15 de agosto.
Luis Mata reconoce que la Vuelta suele ayudarles en los primeros días de agosto, que son flojos, y que este año se quedarán desamparados. Las fechas próximas al 15 está garantizado el lleno, casi caiga como caiga la festividad, así que en esta ocasión van a coincidir los turistas como los equipos ciclistas. Mata lamenta la decisión, pero reconoce que no es responsabilidad de la Diputación sino de la UCI (Unión Ciclista Internacional).
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