Un grupo de burgaleses acude a la primera ronda de vacunación para desaconsejar su suministro

Ellos consideran que la salida de la vacuna de Pfizer ha sido precipitada y, por este motivo, desconfían de las reacciones adversas y de los daños colaterales que pueda provocar «y de los que nadie se responsabiliza si ocurren», según señala el secretario, Óscar Urrueta. Por este motivo, han repartido información alternativa sobre la vacuna en la puerta de la residencia y afirman que ya lo han hecho también en algunos colegios y que continuarán con la campaña: «No buscamos que nos crea la gente, sino que las personas se acostumbren a ser críticas, no pretendemos dar lecciones a nadie», expone Álvarez.

Este planteamiento choca con los argumentos que aporta la comunidad científica internacional y también con los datos que arroja la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), que afirma que los efectos secundarios más frecuentes (más del 10% de los casos) son leves: dolor e hinchazón en el lugar de la inyección, cansancio, dolor de cabeza, dolor muscular, dolor en las articulaciones, escalofríos y fiebre. Malestar general, parálisis de un lado de la cara o reacciones alérgicas graves se producen menos de una vez de cada cien inyecciones o no se han registrado todavía.

Respecto a la seguridad de la vacuna, realizada en tiempo récord, el presidente de la Asociación Española de Vacunología, Amós García Rojas, recuerda que las fases protocolizadas en el proceso de generación de las nuevas vacunas (de riguroso cumplimiento) no se han saltado, sino que se han solapado.Ello, unido a que se han realizado a tiempos diferentes en distintos países, ha posibilitado ganar meses. Por tanto, la monitorización de la toxicidad, la inmunogenicidad y los AAG (acontecimientos adversos graves) a gran escala, necesaria para conseguir la aprobación de la EMA, se ha realizado correctamente.

Pero la vacuna no es el único elemento que provoca reticencias entre los miembros de esta asociación, que ya ha convocado dos concentraciones en la Plaza Mayor de la capital durante el mes de diciembre para mostrar su descontento con las restricciones impuestas a la sociedad para frenar la pandemia. Cuestionan la información oficial sobre el virus y creen que las medidas adoptadas por los gobiernos no solo no son efectivas, sino que «arruinarán» a las pequeñas empresas, a la hostelería y al comercio.

Desde este colectivo buscan una reacción crítica por parte de los burgaleses con respecto a las normas impuestas, por lo que afirman que continuarán convocando concentraciones y tampoco descartan acudir al Ayuntamiento para darse a conocer y para exponer su perspectiva a los responsables municipales.