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La crisis del coronavirus está poniendo de manifiesto la cara mas solidaria de los burgaleses que están aportando su granito de arena con iniciativas de toda índole. Es el caso de Gloria Pérez, profesora de costura y propietaria de La Tienda de Marta, que lanzó ... un mensaje en Facebook haciendo un llamamiento a «personas que supieran coser» para realizar mascarillas y recibió 600 mensajes en apenas nueve horas. «La ciudad se ha volcado, no solo voluntarios, también empresas», confiesa con alegría esta cántabra afincada en Burgos.
La respuesta ha sido de una dimensión que Pérez no imaginaba, este miércoles ha recibido una donación que les permitirá seguir realizando mascarillas. Se sumarán a las 17.500 que lograron tener listas gracias a la «cadena de favores» que se generó a su alrededor. Las primeras se las llevó la Junta de Castilla y León para su reparto y, aunque Pérez sabe que no es un equipo homologado, constata que utilizan un tejido especial «transpirable pero impermeable» que ya pasó un primer control de la dirección del HUBU. «Las estudiaron y nos dijeron que eran perfectas pero que debíamos esterilizarlas para poderlas utilizar».
El equipo de modistas (más de 100) se puso manos a la obra y, con la ayuda de varias clínicas dentales que podían esterilizar de «cien en cien» y de la fábrica de Morcillas de Cardeña que «tenía capacidad para hacero con 1.500 a la vez», lograron tener el material a punto. «Lo hemos conseguido gracias a la ayuda de muchas empresas y de gente que desinteresadamente nos ha facilitado los materiales y el trabajo», reconoce Pérez, entre los que destaca a la Mercería Esmeralda porque dice, «sin su implicación hubiese sido imposible».
La labor de estas modistas trasciende al ámbito sanitario, también está siendo una terapia para muchas personas que se encuentran confinadas y que necesitan «sentirse útiles». Pérez señala que hay «mujeres mayores que saben coser y que se sentían muy solas en casa y esta ocupación les está ayudando a sobrellevar la situación».
Al principio, «lo más difícil fue el reparto», explica, «pero enseguida se ofrecieron vecinos del barrio, SEUR, los taxistas y otras empresas», añade. Ahora el reto es continuar elaborado estas protecciones, «nos llaman enfermeras y médicos llorando y pidiéndonos ayuda porque están reutilizando el material todos los días», afirma. Una labor impagable que ha salido adelante gracias a la implicación y al esfuerzo de los vecinos de Burgos.
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