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La Unidad Canina del Grupo de Rescate Espeleológico y de Montaña (GREM), con sede en Burgos, ha sido escogido por el Gobierno de Panamá para un proyecto que pretende profesionalizar la unidad canina de salvamento y rescate del SINAPROC (Sistema Nacional de Protección Civil ... de Panamá), con 17 años de historia. El objetivo es convertirse en una referencia en Centroamérica en respuesta a situaciones de emergencia, catástrofes naturales y búsqueda y rescate de personas.
Álvaro Martínez, el responsable del GREM, acaba de regresar del país panameño. Aterrizó el pasado 5 de diciembre tras pasar un par de semanas trabajando en la selección de los que serán futuros miembros de la unidad canidad del SINAPROC. El proyecto formativo encargado al GREM constará de tres fases, ha apuntado Martínez, así que tendrá que volver a principios de 2018 y, además, se hará algún viaje más a lo largo del próximo año en compañía de otros miembros del GREM.
El Gobierno de Panamá está muy implicado en el proyecto. Tanto es así que Martínez ha recibido la visita, incluso, de varios ministros y del embajador español. Y es que crear una unida canina de salvamento profesionalizada «es una decisión estratégica» del país. En los países americanos, recuerda Martínez, el 80 por ciento del personal de los servicios de protección civil son profesionales, asalariados, con una alta cualificación. Nada de servicios de voluntarios, como en España.
Para convertir la unidad canida en un servicio profesinal, el Gobierno panameño abrió un concurso. Varios países presentaron una propuesta formativa, y al GREM se le pidió expresamente que participase en el concurso, pues el SINAPROC hace tiempo que sigue los pasos de la unidad burgalesa. Finalmente, el proyecto presentado por Martínez resultó elegido, y ahora están embarcados en esta gran aventura.
En la primera fase de formación se han centrado en dos parámetros técnicos imprescindibles: la motivación y la concentración del perro a la hora de trabajar. «Es de vital importancia», insiste Martínez, y no depende únicamente del adiestramiento, sino también del propio guía. Primero debe educarse al guía, luego al perro, ha apuntado.
Se trata de formentar la capacidad del guía para analizar y valorar lo que el perro está haciendo en cada momento. Si falla esa capacidad, el guía se rechaza. Del mismo modo que se rechaza al perro que no se concentra en la tarea ni se motiva.
El éxito del trabajo de la unidad canida depende de ambos, guía y perro, y en ello se ha estado trabajando en Panamá, con 10 y 12 horas de formación, intensa, que incluía actividasd física, estudio y entrenamiento. De los 25 aspirantes iniciales han pasado el primer filtro unos 13, ha explicado Álvaro Martínez. El objetivo último es seleccionar a 6 o 7 personas para conformar la unidad.
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