El futuro del Aeropuerto de Burgos, sin horizonte temporal ni presupuesto

Y lo que es peor, el horizonte no está claro. Vicente Marañón, presidente de Promueve Burgos, reconoce que «no hay novedades». Sí, hay contactos. Pero, no, no hay noticias. Y no las va a haber hasta que no se pueda contar un acuerdo definitivo, pues las compañías están hartas de que se vayan desmenuzando las propuestas y «han pedido confidencialidad», según Marañón.

Así las cosas, Promueve seguirá trabajando para intentar conseguir un nuevo operativo para Burgos. «Si la ciudad recupera los vuelos sería una buena noticia», insiste. Sin embargo, ya no se pone horizontes temporales. «Hemos llegado al convencimiento de que no se puede poner un límite. Las compañías tienen su ritmo», asegura, después de haberles intentado marcar varios plazos.

Tampoco parecen querer cerrar ahora un presupuesto. «Cada cosa tiene su precio», apunta Marañón, y admite que Burgos no se puede permitir «cerrar las puertas» a ninguna propuesta. «Si tenemos alguna oportunidad no podemos ir con un requisito», así que en el aire queda también el presupuesto del que se dispone, aunque ni siquiera se han parado a pensar en ello.

Por no haber no hay ni presupuesto en el Ayuntamiento de Burgos. «No tenemos ni borrador», admite el también vicealcalde. Intervención todavía está trabajando en el documento, que ya no llega para entrar en vigor el 1 de enero, y que cada vez está más lejos de poder aprobarse inicialmente este año. «Nuestra ambición era ir más rápido, pero los tiempos de Intervención son los que son».

De todos modos, esa es la última de las preocupaciones en la difícil tarea de recuperar la actividad comercial en el Aeropuerto de Burgos. Si el presupuesto municipal no incluye partida para el nuevo contrato, siempre se puede aprobar con un modificado de crédito. Lo importante es tener una oferta. Así que, sin plazos ni expectativas, toca cambiar de estrategia.

«Si hay una oportunidad, la valoraremos y, si nos interesa, la aprovecharemos. Si no, seguiremos buscando». Esa es la política que asumirán ahora. Y lo harán solos porque la Diputación ha vuelto a decir que no le interesa entrar en el juego del aeropuerto. Lo ha hecho a raíz de una propuesta de Ryanair, para volar por 2 millones de euros, 800.000 más que el último contrato.

Vicente Marañón no acaba de entender la negativa de la Diputación de Burgos pues asegura que «el impacto económico de un aeropuerto trasciende el municipio», y los vuelos de bajo coste traen muchos visitantes que no solo se van a quedar en Burgos. Sin embargo, ya sabe que con la Institución Provincial no se puede contar, y que mucho tiene que ver el fracaso del antiguo consorcio.

Así las cosas, el Aeropuerto de Burgos sigue sin vuelos comerciales, aunque con actividad gracias a la escuela de pilotos. Si se consigue alguna oferta interesante, se avanzará en las negociaciones. De lo contrario, Burgos seguirá siendo el único aeropuerto de Castilla y León sin actividad comercial, y registrando los peores datos de actividad de todo el país.

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