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Las obras encaran ya su recta final y, si no surge ningún contratiempo de última hora, la ampliación de la residencia para la tercera edad de la Fundación Caja de Burgos ubicada en la Avenida Cantabria podría estar operativa entre mayo y junio.
Esos son, ... al menos, los plazos que maneja la entidad para culminar uno de los proyectos más ambiciosos de cuantos tiene ahora mismo en cartera. De hecho, desde el punto de vista exclusivamente económico, se trata de la mayor inversión realizada por la Fundación en los últimos años, con un presupuesto que finalmente rondará los 10,5 millones de euros.
Pero más allá de las cifras económicas, indudablemente importantes per se, la importancia del proyecto trasciende a otros ámbitos. Así lo subraya Raúl Vegas, responsable del área de Inversión de Caja de Burgos, quien asegura que el proyecto surge para dar respuesta al «déficit de plazas residenciales» que presenta la ciudad de Burgos. Un déficit que la propia Fundación tiene constatado en virtud de la lista de espera con la que ya contaba la residencia de la Avenida Cantabria antes de plantearse la ampliación.
Así, a la vista de la existencia de esa «necesidad», la entidad puso sus engranajes en marcha tiempo atrás y diseñó un proyecto llamado a ser «referente» en la capital provincial por varios motivos. De esta forma, el edificio está planteado en base al concepto de 'unidades de convivencia'. Esto es, cada una de las cinco plantas en las que se ha dividido el inmueble contará con todo lo necesario para gestionar el día a día de los residentes. Este diseño, apunta Vegas, aporta «flexibilidad» y una atención más individualizada por parte de los trabajadores.
En total, cada una de las plantas contará con 16 plazas residenciales, divididas en amplias habitaciones que podrán adaptarse al uso individual o por parejas, en función de las necesidades de cada momento. Estas 80 nuevas plazas se sumarán a las 136 con las que actualmente cuenta la residencia y permitirán dar respuesta a una parte de la demanda existente en la ciudad.
A mayores, el edificio se ha levantado siguiendo los parámetros de máxima eficiencia energética y ha incorporado la domótica en multitud de aspectos. Será «una residencia de última generación», con monitorización permanente de multitud de parámetros cotidianos llamada a mejorar la atención de los residentes, explica Vegas.
Para la gestión de los nuevos espacios, que se complementa con una pequeña reforma del exterior, se crearán entre 35 y 40 nuevos puestos de trabajo, que se sumarán a la plantilla actual del centro residencial, por lo que el proyecto encaja también en este aspecto con una de las líneas de trabajo de la Fundación, como es el impulso al empleo.
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