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En apenas unos meses, la escuela de pilotos de FlyBy parece haberse consolidado en el aeropuerto burgalés de Villafría, convertido de un tiempo a esta parte en la principal base de operaciones de la compañía. Y es que, la salida del aeropuerto de León ... ha supuesto un revulsivo para la base burgalesa, donde actualmente se están formando alrededor de 200 futuros pilotos.
Así, a la vista de la situación, la escuela de pilotos ha decidido trasladar a las instalaciones de Villafría los dos simuladores de vuelo con los que cuenta actualmente. El primero de ellos, habilitado para prácticas de un aparato bimotor tipo P-206, llegará a orillas del Arlanzón en «unos diez días», tal y como confirma el responsable de FlyBy, Alejandro Álvarez.
Algo más tardará en llegar el segundo de los simuladores, un multiequipo habilitado para las prácticas con tres modelos de avión, incluido el Airbus 320, uno de los aviones comerciales más habituales. En este caso, la previsión de la compañía pasa por instalarlo en Villafría «en marzo de 2021 como muy pronto». Asimismo, en las últimas jornadas han entrado en servicio otras dos aeronaves, por lo que la escuela de pilotos cuenta ahora mismo con una flota de 18 aparatos.
Todos ellos se encuentran ahora mismo en Villafría, así como la mayoría de los 200 alumnos actualmente matriculados. Eso sí, la situación no es permanente. Y es que, a lo largo de los próximos meses se irá trasladando al aeródromo de Soria parte de la actividad centralizada ahora mismo en Burgos. En este sentido, Álvarez subraya que los responsables de la escuela están «encantados» con las instalaciones de Villafría y la acogida que han recibido, pero no es viable a largo plazo mantener sólo una base de operaciones.
«Estamos muy contentos en Burgos», ya que el aeropuerto tiene unas buenas instalaciones, aunque también tienen «limitaciones». Por ejemplo, explica Álvarez, Villafría no cuenta con pista de rodadura, esencial para tener una base única. «Es algo que no podemos pedir», reconoce el gerente de la escuela. Tampoco «podemos cambiar» la meteorología, que en Burgos limita en parte las horas de vuelo. «Necesitamos muchas horas de luz, y Burgos, por ejemplo, tiene unas 300 horas de luz menos que León».
Sin embargo, y aún con todo, «no nos vamos a ir de Burgos bajo ningún concepto», subraya Álvarez. Y eso supone un impulso para el propio aeropuerto, lastrado por la falta de opertivas comerciales durante mucho tiempo. A este respecto, durante el pasado mes de julio se realizaron 1.500 horas de vuelo, pulverizando así todos los récords de la escuela y generando un sinfín de operaciones en la instalación.
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