Después de cuatro sesiones de juicio en la trama de los acusados de proxenetismo en Burgos entre 2014 y 2015, el Ministerio Fiscal ha mantenido tras las testificales y periciales las mismas penas que oscilan entre los 35 y los 160 años de cárcel para ... los tres presuntos implicados. La fiscal del caso les atribuye delitos de trata, coacciones, abusos y estafa.
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Por el estrado de la Sala 3 de la Audiencia Provincial han pasado los tres acusados, casi una treintena de testigos, algunos de ellos en declaración telemática, entre mujeres presuntamente prostituidas, familiares, propietarios de pisos y locales y Policía Nacional; más los peritos del caso.
En la mañana del martes sobrecogía el testimonio de una inspectora de Policía que aseguraba a preguntas de la Fiscalía haber visto «pocas veces un caso de trata tan ruin, deleznable y especialmente sangrante». Todos los testimonios policiales apuntaron en el mismo sentido que las declaraciones de las mujeres en las jornadas anteriores.
De ello se colige que la presunta trama de proxenetismo apunta como cabecilla de la organización a un hombre, M.H, y a la acusada, E.M. como su socia. Entre los dos, y según han coincidido todas las versiones y por ello están acusados, llevan a cabo todo el negocio. Para ello se valían de una tapadera, una peluquería que nunca funcionó, y cuatro pisos en varias ubicaciones de la ciudad.
Y la gravedad de los hechos podría ser aún mayor porque fueron captadas varias menores, tal y como queda certificado en todas las declaraciones, ya sean previas en sede judicial o en acto del juicio como tal.
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Si todos los testigos han apuntado hacia los dos cabecillas de la trama, la participación del tercer encausado que menos clara. En ningún caso las mujeres presuntamente prostituida por los protagonistas del juicio han nombrado al tercer acusado, ni le conocen. En las declaraciones de la Policía Nacional, sin embargo, sí aparece su nombre, pero ligado circunstancialmente a la causa, bien por ser cliente de la acusada, bien por ser reconocido en alguna vigilancia policial acompañando a la mujer.
Si los dos principales acusados fueron detenidos al mismo tiempo y en el mismo lugar, el caso de F. R. es diferente. El tercer hombre, para el que pesa una pena de 35 años, fue detenido posteriormente cuando intentó forzar la cerradura de uno de los pisos porque en ese inmueble había documentación suya que custodiaba la mujer encausada.
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Además F. R. había cursado cuatro denuncias contra M.H. y E.M. porque, al parecer, el dúo había realizado pagos y operaciones económicas a sus espaldas y con su tarjeta de crédito. En cualquier caso, F.R. había facilitado la compra de televisores y otros elementos electrónicos y la mujer le había colocado como gerente en una de las varias empresas dedicadas a la pornografía.
Incluso un agente de la Policía Nacional declaraba este martes en el juicio que F.R. aparecía «como un perjudicado» por el uso de sus datos y de su hacienda, pero se había cruzado toda la trama de prostitución de por medio y ha acabado implicado.
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