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Dos años ha tardado Nuestra Señora de los Dolores en volver a mirar a los ojos una última vez a su hijo Jesús con la Cruz a cuestas. Entre aplausos y devotos visiblemente emocionados y con la Catedral presidiendo el Encuentro, Burgos ha vuelto a ... disfrutar de una tarde de Pasión para arropar una vez más a una madre en la dolorosa despedida de su hijo camino al Calvario.
Puntuales y ansiosas, la Archicofradía del Santísimo Sacramento y de Jesús con la Cruz a Cuestas y la Real Hermandad de la Sangre del Cristo de Burgos y Nuestra Señora de los Dolores han aparecido por las puertas de sus sedes para iniciar de nuevo su día grande.
Con aplausos y alegría, los fieles congregados a las puertas de la iglesia de San Gil Abad han recibido a La Virgen que ha paseado su corazón apuñalado por una daga de plata escoltada por el resto de Hermandades y guiada por la arquitectura del centro de Burgos.
Al otro lado del Arlanzón, bajo el cobijo de los edificios, la imagen de Jesús con la Cruz a Cuestas levantaba el canto de los primeros saeteros de la tarde, a los que las mascarillas de la covid les han dejado cantar su devoción pleno pulmón.
Tras caminar por encima de las aguas por el Puente de Santa María, la Archicofradía del Santísimo Sacramento y de Jesús con la Cruz a Cuestas ha esperado paciente a entrar en la plaza del Rey San Fernando, donde habitualmente sucede el místico encuentro.
En el otro extremo, la Hermandad de la Sangre del Cristo de Burgos y Nuestra Señora de los Dolores aguardaba el canto impactante de la saetera Noemí García ante los silentes fieles congregados frente a la Catedral.
A la entrada de ambas tallas, sobre las 20:30 y al unísono como marca la tradición, la emoción contenida se ha convertido en un aplauso cerrado tras ver, al fin, tras dos años de pandemia, la procesión de El Encuentro llegar frente a la Seo burgalesa.
Juntos madre e hijo, el Abad de la Semana Santa, Saturnino López, ha realizado una breve Liturgia de la Palabra en la que se ha acordado de los que ya no están a causa de la covid y de la guerra.
Con la petición de paz al amparo de las miradas de Jesús y la Virgen, el costalero y cofrade del Santísimo Sacramento y de Jesús con la Cruz a Cuestas, Juan José Estalayo, ha interpretado el pasaje bíblico correspondiente al Jueves Santo amenizado por el guitarrista, Mariano Mangas.
Con los ojos enjugados en lágrimas, los devotos congregados en la plaza han roto a aplaudir. El último beso y abrazo de Jesús con su Madre Dolorosa, por medio de pasos conjuntos llevados al son y ritmo de las respectivas marchas musicales interpretadas por las bandas de ambas Cofradías, ha concluido el acto central de la procesión.
Con las imágenes emprendiendo caminos opuestos, la procesión del Encuentro ha continuado su marcha con la Virgen llorando su pena de vuelta a su sede. Por su parte, el Jesús con la Cruz a cuestas ha realizado una estación de penitencia frente al Santísimo Sacramento expuesto en la basílica metropolitana.
Pasadas las nueve y media de la noche, la imagen de Nuestra Señora de los Dolores y su cofradía arribaba a su parroquia donde se ha despedido a la Virgen con el tradicional y emotivo canto de «La Salve» e Himno a la Dolorosa.
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