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Incendio en una industria. El edificio está inundado de humo, hay zonas afectadas por el fuego y una persona desaparecida. Dumi vuelve a ser, una jornada más, el protagonista del simulacro que realizan en el Parque de Bomberos de Burgos. Un ejercicio práctico para evaluar los protocolos de actuación, a fin de mejorar las intervenciones en la vida real, analizándolas con un espíritu crítico.
Suena la alarma. Fuego en una industria. Los bomberos se preparan para salir en intervención, saltan a los vehículos y, tras unos momentos de actividad frenética, el garaje del Parque de Bomberos se queda en silencio. En esta ocasión, será por poco tiempo, pues la práctica se realiza en las propias instalaciones, a cuya entrada llegan rápidamente las dotaciones de los bomberos: una autobomba, una autoescala y un vehículo auxiliar.
Lo primero, hablar con el operario de la empresa que les ofrece información con exactitud de lo que ha ocurrido, siendo prioritario en esta intervención la localización y rescate de la persona desaparecida. «Si existe una víctima, el operativo se vuelca en su rescate», explica Juan Carlos Chicote, jefe de servicio, así que toca preguntar quién es y dónde se le vio por última vez.
Y de víctima hace Dumi, un muñeco de 80 kilos de peso, que tienen que mover entre dos bomberos, pues intenta recrear lo más fiel posible una víctima real. Aquí no se andan con medias tintas, los simulacros son lo más reales posible, incluso usan agua y espuma. Lo que no se recrean son las llamas y el humo, afortunadamente, pero los bomberos actúan como si estuvieran envueltos en una intensa humarera.
La autoescala se pone en marcha, revisan la instalación exterior de la supuesta industria incendiada y la cubierta, por donde ha «roto» el incendio. Se ha producido a 50 metros de altura y se han visto afectadas maquinaria y una estantería con productos de plástico, de ahí la intensa humareda tóxico. En la extinción del fuego, que se realiza desde el interior y con espuma, se puede tardar desde un par de horas hasta un día entero, dependiendo de las circunstancias.
Lo apuntan los datos de la memoria de actividades de 2018 y es una de las intervenciones que más destacan los propios bomberos. Se han incrementado las salidas para ayudar a personas mayores en sus domicilios, por caídas , accidentes o rescates. De dos o tres diarias no se libran, así que este tipo de intervenciones se han incrementado un 30% en el último año.
Los bomberos acuden cuando es necesario abrir algún acceso, pues si la persona no responde a las llamadas a la puerta, se requiere de su intervención. Sin embargo, les suele tocar ayudar más allá de la apertura de algún acceso, levantando a las personas mayores, ayudándolas a mover a algún familiar impedido o con la medicación. Luego, toca avisar a los sanitarios o a los servicios sociales, en los casos en los que sea necesario.
Y los bomberos están siempre dispuestos a ayudar, pero reclaman mayor formación para afrontar este tipo de situaciones, que no son de su competencia. Piden que les formen para saber mover a personas o en apoyo psicológico, lo mismo que les han formado, aunque solo puntualmente, en atención a personas con intenciones suicidas.
Mientras se realizan las labores de extinción, otro grupo de bomberos se prepara con el equipamiento apropiado (traje, casco y botella de oxígeno) para adentrarse en la industria en su búsqueda de Dumi. Lo hacen asidos a un hijo de guía o hilo de vida, buceando por el humo pues la visibilidad en el interio es cero.
El primer objetivo, y prioritario, de la intevención se consigue con éxito: la víctima es localizada en el interior, en una de las escaleras del edificio. Allí la ha dejado Chicote antes de empezar la práctica, pero nadie del equipo profesional sabe nunca donde se encuentra Dumi, así que la búsqueda es muy real. La víctima se encuentra inconsciente, pues ha respirado gas tóxico, así que en el mismo lugar los bomberos evalúan la situación para tomar la decisión más correcta.
Evacúan a Dumi, comprueban su situación (parada cardiorespiratoria) y lo atienden hasta que lleguen los servicios de emergencia, si es que para entonces, en la vida real, no se encuentran ya en el lugar de los hecho. El último paso, la extinción completa del incendio y la ventilación de las instalaciones. Ya saben, los bomberos no abandonan la zona hasta que están cien por cien seguros de que se encuentra perfectamente ventilada, no quedan focos de calor ni indiciones de reactivación del fuego.
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