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Son los guardianes de los sueños. Se visten de verde y a veces portan una bata blanca, pero la nebulosa de los efectos de estar entre los brazos de Morfeo provoca que puedan pasar desapercibidos. Pero son y están. Duermen, despiertan y mantienen con vida. Calman el dolor y las incertidumbres, se convierten en un sitio seguro y siguen velando por los sueños. Son los anestesistas, una especialidad médica a menudo desconocida y vital para muchos de los procedimientos médicos y quirúrgicos que se llevan en el día a día del hospital de Burgos.
Una especialidad cada vez más integrada en el día a día del hospital y que vertebra al mismo. «La gente no sabe realmente lo que hacemos, no sabe que un anestesista no solo se encarga en dormir y despertar. Dormir es muy fácil, cualquiera se toma un hipnótico y se queda dormido. Lo difícil es despertar a ese paciente, ponerle en condiciones óptimas de relajación muscular, vigilar todas sus constantes vitales desde el corazón hasta conectarle un respirador y que ese paciente salga adelante», explica Juan Manuel de Vicente, jefe de Servicio de Anestesia, Reanimación y Tratamiento del Dolor.
Además, los anestesistas no solo trabajan en el quirófano: «Si vas a tener un parto te vamos a hacer la epidural, si te van a hacer una colonoscopia querrás anestesia. Si hay una sedación por un 'Código ictus' que no son quirúrgicos, ahí vamos a sedar; si hay algo de dolor, ahí estamos. Estamos en casi todas las áreas del hospital, pero como generalmente apenas tenemos trato directo con los pacientes, sino que es un trato muy puntual porque tienen la mala suerte de estar una temporada en la Unidad de Reanimación y Cuidados Críticos Postquirúrgicos, o en una intervención quirúrgica y como hacemos un trabajo del que la gente se olvida, porque está dormida o sedada…», bromea de Vicente.
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La especialidad de anestesiología es desconocida incluso para los médicos y, aunque la perspectiva es que en un futuro haya exceso de sanitarios, esta especialidad seguirá siendo deficitaria en cuanto al número de profesionales que serán necesarios. «Los estudiantes no lo ven importante porque no es una asignatura troncal», lamenta de Vicente, que reclama a las facultades de medicina le den el peso necesario a la especialidad en el programa de Medicina. «Si no se contempla que sea una asignatura troncal no se van a crear vocaciones», insiste.
El anestesista es el profesional que acompañará al paciente durante todo el proceso que tiene como fin una intervención quirúrgica. El primer paso es la consulta de preanestesia, como explica Cristina Arlanzon, jefa de Sección de Reanimación: «El paciente viene a la consulta de preanestesia, que no es una consulta donde el anestesista pone cuatro datos en un papel y se le da a firmar un consentimiento informado, sino que, valorando qué patología previa tiene se intenta optimizar para que el enfermo vaya en las mejores condiciones posibles a quirófano».
Esto supone adelantarse a posibles problemas durante la intervención y, además, evitarlos en gran número. «Si un paciente con cáncer de colón llega anémico a la cirugía, teniendo en cuenta que puede haber un sangrado, aunque sea moderado, hay más posibilidades de tener que hacer una transfusión intraoperatoria. De manera que se habló con el servicio de Cirugía General y con Hematología para mandarles desde la consulta de preanestesia sin tener que esperar mucho para que el hematólogo le hiciese un estudio para que con una serie de tratamientos mejorase esa anemia y llegase en las mejores condiciones posibles al quirófano. O ves qué medicación toma el paciente y se pauta la que tiene que seguir tomando hasta la cirugía, cuáles no o si hay que añadir algo o no», pone de ejemplos Cristina Arlanzón.
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Después de esta consulta y los posibles ajustes de tratamiento el paciente llega a quirófano, donde de nuevo se va a poner en manos de los anestesistas. «Dentro del quirófano no solo administramos una anestesia (general, regional o una combinación de ellas), sino que manejamos al paciente. Hay que estar pendiente de lo que hace el cirujano, hay que saberse la cirugía para adelantarte a los pasos del cirujano. Mantener la estabilidad hemodinámica y respiratoria del paciente, adelantarte en poner la analgesia adecuada para que cuando se despierte no tenga dolores, ver si el corazón está fallando para poner medicación antes de que falle, ver si está orinando de manera adecuada, mantener la estabilidad respiratoira… Son múltiples facetas», relata.
Tras ello, los anestesistas despiertan al paciente y le llevan a la Unidad de Reanimación y Cuidados Críticos Postquirúrgicos. «Puede venir a la URPA, despertar y estar menos de 24 horas, o reanimación, que son dos cosas diferentes, que es la unidad de críticos. Aquí lo que hacemos es lo mismo que se hace en una UCI. Es una atención integral al enfermo, podemos poner el soporte hemodinámico necesario si el paciente tiene un fallo, si hay un fallo respiratorio intentamos solucionarlo poniendo una respiración mecánica (invasiva o no)… Todo lo que se hace en una unidad de intensivos, que al fin y al cabo es una UCI chiquitita llevada por anestesistas, no porque sí, sino porque nuestra especialidad es Anestesia, Reanimación y Tratamiento del Dolor», insiste.
Además, como bien indica el nombre de la especialidad, son los encargados también de tratar el dolor de los pacientes. No solo de los que acaban de salir del quirófano, sino también de los que lo sufren de una manera crónica.
Duermen, despiertan, mantienen con vida y calman el dolor. Hacen magia con los fármacos a su alcance como si de pociones se tratara. Y, además, velan por los sueños de todos los pacientes sin hacer ruido, porque aunque no se les sienta siempre están ahí.
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