El Curpillos 'va por dentro' en un Burgos al que la covid-19 ha dejado sin su fiesta más genuina

Hoy el monasterio de las Huelgas debería estar engalanado, acoger una misa a la que suelen asistir numerosas autoridades con su correspondiente procesión, Gigantillos y Gigantones también presentes. En cambio, las verjas del monasterio permanecían cerradas y la calle acogía una afluencia mucho menor de gente.

Los burgaleses sienten este día muy dentro, por lo que no han faltado los que se han acercado hasta el lugar para sacarse una foto: «este es un día histórico, triste pero histórico, vamos a sacarnos una foto», le decía un hombre a su acompañante. Y no han sido los únicos, familias, gente que paseaba en bici, todos han detenido sus caminos unos minutos para observar al monasterio completamente vacío en un día en el que debería rezumar alegría y celebración.

Lo mismo ocurría en el recinto de El Parral. Este estará todo el día completamente cerrado, vallado, para evitar concentraciones de personas que opten por celebrar aunque todos los actos se hubiesen suspendido. Con el parque cerrado y un día en el que el sol ha vuelto a lucir y las temperaturas han subido, los burgaleses han optado por pasear, correr o andar en bicicleta por los exteriores del recinto. No han faltado tampoco los que se han acercado a la valla a comprobar lo que ya se intuía, nadie dentro. Aunque igual no simplemente se observa El Parral vacío si no que se reflexiona sobre todo lo que nos ha cambiado esta pandemia.

Con resignación y sin celebración común, los burgaleses esperan un 2021 más positivo en el que poder celebrar una de sus fiestas más características, el Curpillos.