Cuestión de prioridades

Sin embargo, de un tiempo a esta parte, las tierras del Cid parecen taciturnas. Sí, partimos de una situación más favorable que la de otros territorios colindantes, con un dinamismo industrial envidiable y, a menudo, envidiado, pero también es cierto que la desaceleración que amenaza ya con convertirse en recesión está dejándose notar más aquí que en otros lugares.

Pero para revertir esa situación han de confluir ciertos factores que hace ya muchos años que no coinciden en tiempo y lugar. Sí, Burgos dispone de una situación geográfica clave y de un sector industrial consolidado, pero todavía quedan muchas asignaturas pendientes. Quizá, las más sangrantes siguen siendo las infraestructuras, esa deuda histórica que mantienen las administraciones con la provincia desde hace décadas. Resulta sangrante comprobar cómo proyectos como la A-73, la A-12, la A-11 o el Ave dan un paso para adelante y dos para atrás y su conclusión continúa siendo una suerte de quimera.

Mención, capítulo y hasta historia aparte se merecen el Parque Tecnológico o el Tren Directo, dos infraestructuras cuyas vicisitudes se cuentan por decenas y que siguen en un limbo del que parece difícil que salgan, a pesar de que su puesta a punto supondría un punto de inflexión para la economía burgalesa. Así de hecho lo dejaron claro los aduaneros durante el fin de semana, en el que aprovecharon para destacar el potencial logístico del corredor ferroviario que une Burgos con Madrid por Aranda de Duero.

El propio consejero de Fomento de la Junta, Juan Carlos Suárez-Quiñones, aseguraba en la inauguración de la reunión aduanera que el Directo es «irrenunciable» dentro del Corredor Central. Palabras. Bonitas, sí, pero demasiadas veces oídas por parte de unos y otros, aquí y acullá, sin que se materialicen. Y es que, las infraestructuras, como todo en esta vida, son una cuestión de prioridades. El problema es que esas prioridades no siempre coinciden.