Los Cucos vuelven a recrear la matanza de Burgos en La Flora

Lorenzo Gutiérrez, el presidente de Los Cucos, afirma que la celebración se volverá a hacer como antes de la pandemia. Como se hizo en febrero de 2020, un mes antes de que nos confinaran, recuerda. El cerdo, donado por Arcecarne, se llevará a la plaza donde se chamuscará y, luego, se abrirá en canal, dejándolo colgado sobre una escalera con todos sus interiores bien expuestos.

La fiesta arrancarán a las 13:00, pero Los Cucos estarán desde las nueve de la mañana preparando el evento, en el que repartirán también morcilla, pan y vino. Para ello se han adquirido 160 kilos de morcilla y 144 botellas de vino de Ribera del Duero. También tendrán que comprar el pan, que en otras ocasiones se lo ha donado la panadería Hermanos Ibeas.

Los Cucos vuelven después de dos años, recuerda Gutiérrez. En 2021 no se pudo organizar la fiesta y en 2022, pese a estar la pandemia más controlada, se optó por no celebrar la matanza ya que se iban a congregar muchos burgaleses (suelen ser unos 2.000), comiendo y sin mascarillas. Para este domingo, sin embargo, ya no quedan restricciones y se vuelve a la normalidad.

Tanto es así que coincidirá, un año más, con las celebraciones del Carnaval de Burgos. A Lorenzo Gutiérrez no le preocupa, al contrario, ve una oportunidad de que haya más gente en la calle, participando de unas y otras actividades. Y, tras la fiesta popular, llegará el lunch a las autoridades y la comidad de hermandad entre los socios, que degustarán una olla podrida.

Gutiérrez ha recordado que la Fiesta de la Matanza la sufragan sin ningún tipo de ayuda municipal. Les viene a costar entre 4.000 y 6.000 euros, que ponen de sus propios fondos. Las ayudas que les adeuda el Ayuntamiento de Burgos desde hace años, unos 20.000 euros, las dieron ya por perdidas el pasado 2022. Han sido muchos los intentos pero «es una tomadura de pelo», insiste el presidente.

Por ese motivo, la Sociedad Gastronómica Los Cucos solo celebra ya la Fiesta de la Matanza. Atrás quedó El Esquileo, que tenía lugar en verano. Su coste es inasumible para la sociedad y, dados esos impagos, en 2019 se decidió suspenderlo. Y como la deuda sigue, y no hay alternativa posible, Burgos ha perdido una de sus tradicionales estivales.