«CSR no se vende, CSR se defiende»

Unas 400 personas simpatizantes o usuarias del Centro Social Recuperado Gamonal se han reunido en la calle Vitoria para reivindicar este espacio. Este estaba ocupado y se autogestionaba, ya que el propietario es el Ayuntamiento pero con cesión a la Fundación CajaBurgos. Hasta el viernes 20 de octubre, cuando fue clausurado por la Policía Local por carecer de licencias.

La manifestación ha empezado leyendo varios manifiestos en los que se ha aludido directamente a concejales de Vox como Marta Alegría, de Cultura, o Ignacio Peña, de Seguridad Ciudadana. Asimismo, la alcaldesa, Cristina Ayala, del PP, también ha sido citada durante los discursos.

Han tildado el precinto del CSR como una «persecución ideológica», a la vez que se han acordado de la cancelación del festival EnClave de Calle y la eliminación de la subvención a la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica de Burgos. También han pedido el «fin al acoso policial» que aseguran estar sufriendo, ya que afirman que el nuevo Gobierno municipal ha emprendido una «batalla contra la diversidad» en la ciudad.

Asimismo, los miembros del CSR han criticado que este Gobierno municipal pretenda instaurar un «pensamiento único» que sea gris y en el que no quepa la diversidad o el feminismo. «Quieren convertirnos en ovejas dóciles a las que manipular y así seguir perpetuando la desigualdades sociales y los privilegios de unos pocos», han declarado.

Después de la lectura de los manifiestos, la marcha ha ido avanzando por las calles de Gamonal hasta llegar a la sede del CSR, en Pablo Casals, 3. Cientos de personas de todas las edades, familias y niños han paseado mientras clamaban por el no desalojo del centro mientras la tarde iba cayendo.

Ya de noche, a la puerta del CSR, los manifestantes han aplaudido largo y tendido. Acto seguido, algunos han roto el precinto interpuesto por la Policía Local burgalesa el pasado 20 de octubre. Decenas de manifestantes han entrado con normalidad en el centro cultural autogestionado, mientras otros tantos se han mantenido afuera del edificio, hablando de la «rabia» que les ha causado ver el espacio cultural clausurado.