Las cristianas de Burgos rechazan la discriminación en la Iglesia

Fue hace cuatro años cuando la 'Revuelta de las mujeres en la Iglesia en Burgos' se puso en marcha para hacer ver a la sociedad, y a la propia institución eclesial, que están decididas a decir basta a muchas de las actitudes de quienes llevan las riendas y que tratan a las mujeres «con condescendencia como si fuéramos menores de edad», dicen en su manifiesto. Buscan «imaginar y construir una Iglesia nueva», basada en la figura de Jesús, no de la jerarquía.

Una declaración que han leído en la mañana de este domingo, en las puertas de la Catedral, en una acción que ha reunido a 60 personas para decir basta a que las mujeres sean «invisibilizadas y silenciadas y discriminadas «por razón del sexo o del género».

Realizan esta acción en el marco de las jornadas feministas del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer; son mujeres creyentes, de distintos movimientos y comunidades, que alzan su voz para decir que quieren «estar en la Iglesia con voz y voto».

Se preguntan «¿cuántas mujeres vemos representando la institución? ¿Cuántas pueden tomar parte en la toma de las decisiones? ¿Cuántas teólogas trabajan en las facultades de teología, cuántas acompañan espiritualmente, cuántas son formadoras de los seminarios?».

Dicen basta también a que se les «niegue el sacerdocio» debido a su cuerpo, «un cuerpo que siempre está bajo sospecha». Dicen basta a «una visión negativa de la sexualidad, que crea sufrimiento».

Si la jerarquía de la Iglesia Católica basa en la «tradición» ciertas normas y costumbres, las mujeres feministas en la institución replican que ellas también vienen «de una larga tradición feminista que ha luchado por la dignidad de las mujeres, que ha exigido la igualdad de derechos, poder votar, libertad sexual y reproductiva, y en el siglo XXI se reconoce diversa, se muestra con una fuerza joven y renovada».

Quieren, como seguidoras «de un Jesús que transgrede las normas de una sociedad profundamente patriarcal», volver a la esencia de las primeras comunidades «que en sus inicios, hizo de la igualdad entre mujeres y hombres una de las aportaciones más radicales del cristianismo a la historia de la humanidad», sostienen.

Este colectivo quiere una Iglesia donde el liderazgo sea «compartido entre mujeres y hombres, laicos, laicas, personas consagradas y sacerdotes». Apuestan por la intuición del Papa Francisco: «una Iglesia sinodal, paritaria, más plural y menos jerárquica».

Proponen a la jerarquía que camine hacia una Iglesia que «acompañe, sin juzgar, toda la diversidad de las familias, de identidades y orientaciones sexuales; una Iglesia donde las mujeres ya somos, y nos reconocemos con autoridad y liderazgo».

Aseguran que son muchas mujeres las que en todo el mundo alzan la voz. Y es que las tareas que las mujeres asumen en la Iglesia son muchas: «la mayor parte de las tareas de voluntariado, las celebraciones religiosas, son catequistas, acuden a los consejos parroquiales, son mayoría en los movimientos, asociaciones, centros recreativos y en el mundo educativo de la infancia y juventud».

Todo ello sin contar las congregaciones de religiosas «que trabajan día a día por los derechos de los más vulnerables».