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Una veterinaria prepara una inyección para una mascota. Gloria Díez
Crisis de suministros

Mascotas sin vacunas y tratamientos en Burgos por la crisis de suministros

Algunos veterinarios advierten de que hay productos para pequeños animales que pueden estar meses sin disponibilidad y que incluso ha habido problemas para conseguir vacunas contra la rabia para gatos

Gloria Díez

Burgos

Lunes, 7 de febrero 2022, 07:02

La crisis de suministros a nivel global afecta a numerosos sectores. También al de la veterinaria en Burgos, que ha visto cómo la falta de stock de numerosos productos para mascotas es algo habitual desde hace cerca de dos años, coincidiendo con el estallido de ... la pandemia. La falta de abastecimiento intermitente de vacunas, medicamentos y alimentación especial para perros, gatos y otro tipo de mascotas, es una realidad en muchas clínicas burgalesas.

Así lo confirma el veterinario Amancio Fisac Val, copropietario de Veterinea, que explica que están teniendo «graves carencias intermitentes» de algunas de las principales herramientas de trabajo diario en clínica veterinaria de pequeños animales, «tanto de medicamentos como de fungibles».

Esta carencia de determinados productos complica algunos tratamientos para animales domésticos ya que abarca desde medicina preventiva como vacunas y desparasitación, hasta tratamientos especializados de oftalmología, dermatología e incluso cirugías. «Hay que entender que en una clínica veterinaria trabajamos con muchísimas referencias distintas, miles de ellas», puntualiza Fisac.

Lo más problemático han sido los inyectables que, en muchas ocasiones, no tienen un producto sustitutivo.

Los productos más afectados por la crisis han ido variando, en un primer momento, y por la demanda global, faltaron muchos de los EPIS de uso habitual. «La mascarilla quirúrgica que ahora todo el mundo ve cómo cotidiano es un desechable básico para nuestros quirófanos. Hubo un momento en que sencillamente no había disponibilidad. Lo mismo pasó con guantes o batas desechables», recuerda este veterinario.

Eso sí, el problema se fue complicando para las clínicas y, posteriormente, empezaron a notar falta en algunos básicos desechables, «como pipetas de plástico que usamos en laboratorio». La explicación que reciben de los proveedores es que «las materias primas se están empleando en otros productos más demandados». Algo similar a lo que está ocurriendo con los microchips en automoción.

Sin embargo, a lo largo del último año, el problema fundamental han sido los medicamentos para mascotas. En concreto, en la clínica de Fisac, lo más problemático han sido los inyectables que, en muchas ocasiones, no tienen un producto sustitutivo: «Con las roturas de stock de muchos orales, podíamos tener un medicamento de otro laboratorio pero con algunos inyectables, no hay más de una o dos referencias en el mercado para una determinada indicación».

«Hemos tenido un cliente que no ha podido trasladarse al extranjero con su gato porque no había posibilidad de vacunarlo contra la rabia»

Hasta tal punto es importante la falta algunos medicamentos, que pueden comprometer la salud en humanos. El ejemplo más llamativo es la vacuna contra la rabia para gatos. «Hemos tenido un cliente que no ha podido trasladarse al extranjero con su gato porque no había posibilidad de vacunarlo de rabia». Esto es así porque, además del valor preventivo, la vacunación de rabia está sometida a estrictos controles legales en las fronteras. Cuando hay traslados internacionales de mascotas, dependiendo del país de origen y el de destino, es necesario que la vacunación esté aplicada con unos plazos y poder acreditarlo con un documento sellado. En el caso de estos propietarios residentes en Burgos, al no poder vacunar a su mascota contra la rabia por la falta de suministro, no pudieron viajar fuera de España con ella.

Hacer frente a la falta de stock

Para hacer frente a esta situación, muchas clínicas han optado por ir aprovisionándose de determinados productos, aunque las fechas de caducidad de algunos de ellos hacen que sin utilizar tengan que ser desechados, con la pérdida económica que supone para el propietario de la clínica.

En el caso de Fisac, reconoce que han acumulado «mucho más material del que en otras circunstancias hubiéramos dejado parado. Con algunas referencias hemos acertado, y con otras no». Admite tener la certeza de que algunos productos biológicos «se van a caducar y acabarán en el contenedor de residuos, pero pienso que para nosotros es mejor hacer previsión por exceso, que dejar un animal sin tratamiento por falta de organización».

Esto no es difícil de comprobar, cualquier usuario que acceda a páginas web de proveedores de productos veterinarios puede comprobar cómo en muchas referencias comunes de pienso especial, pastillas o inyectables aparece el temido «fuera de stock», sin que la marca garantice cuánto podrán reponerlo.

Ante la falta de tratamientos para pacientes crónicos, en las clínicas se han visto obligados a hacer un «triaje», tal y como expone Fisac, «priorizando al paciente que más necesitaba el medicamento, es decir, hay animales que por sus circunstancias de salud necesitan tomar cierto tipo de medicamentos y otros que están en mejor estado pueden tomar una variedad más amplia».

«Compromiso de las instituciones»

Para hacer frente a este y a otros problemas, AVEBU (Asociación de empresas Veterinarias de la provincia de Burgos) considera que «es necesario que las administraciones se impliquen directamente y flexibilicen algunas de las condiciones de comercialización, almacenaje y dispensación del medicamento veterinario».

Este colecto señala que esto es un problema añadido a numerosas dificultades que arrastran en este país «desde hace décadas». Esta y otras reivindicaciones se han plasmado hace pocas semanas en un manifiesto sobre Medicamento Veterinario que ha se hecho llegar a las autoridades competentes en la materia.

Las propuestas se pueden ver en https://medicamentoveterinario.org/ y decenas de profesionales de todo el país lo suscriben buscado cuatro objetivos fundamentalmente : «Proteger la salud pública, la animal, el medio ambiente y que prime el derecho de los consumidores a recibir el mejor servicio posible».

La falta de stock actual es «debido a una circunstancia puntual que esperemos pase pronto. Se puede relacionar con la pandemia, la crisis de las materias primas y del transporte». Pero el desabastecimiento «habitual» de medicamento fuera del canal veterinario es decir, en las farmacias, es algo que sucede desde hace décadas y que muchos profesionales llevan años reivindicando porque, explica Fisac, «la gran mayoría de las farmacias no trabajan todas las referencias veterinarias o no tienen acceso a ellas o los tiempos de entrega son demasiado largos». Por eso reclaman que el veterinario, como profesional indicado, pueda dispensar medicamento veterinario.

En Burgos «es más fácil» acceder a un medicamento veterinario pero, el manifiesto contempla que «la realidad de una ciudad no es la realidad de un país». «Nuestro país también está formado por islas donde puede haber un reparto de una o dos veces por semana o un mundo rural donde todo se retrasa», argumenta.

«Es además una cuestión práctica de suministro y de que los pacientes puedan acceder a los tratamientos en el momento preciso que lo necesitan y no más tarde», añade.

La normativa actual permite que solo ciertos centros veterinarios puedan dispensar medicamentos. Esta distorsión del mercado hace que, finalmente, las mascotas de los clientes puedan acceder a determinados tratamientos en tiempo y forma pero, denuncia Fisac, otras veces no. Reclamaciones que se han plasmado en el documento que firman los profesionales y que esperan pueda favorecer un cambio en la legislación, precisamente en el momento actual en el que el sector atraviesa esta crisis de suministro.

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