En la ciudad de Burgos, una iglesia representa cómo es posible y enriquecedor el encuentro y convivencia entre dos comunidades cristianas: los católicos y los ortodoxos. Aunque ambos se enmarcan dentro de la religión cristiana, pertenecen a ramas diferentes con algunas particularidades y diferencias entre ... ambas confesiones. Pero la iglesia del Salvador de Villatoro es compartida por ambas confesiones, permitiendo a ambas comunidades practicar su fe y estrechar lazos de respeto y cariño.
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La iglesia de Villatoro es católica, pero los domingos acoge primero la misa ortodoxa y, después, la católica. El padre Danut Mures, ortodoxo, y el padre Ángel, católico, relatan cómo estas comunidades se benefician mutuamente de esta convivencia. Comenzaron a compartir la iglesia del barrio de Villatoro el 5 de agosto de 2020. Pero no es una iniciativa nueva, antes compartían la iglesia del convento de Las Trinitarias, también compartieron la iglesia de la parroquia de La Ventilla e, incluso, la iglesia de las Franciscanas.
La campa de la iglesia de Villatoro es, los domingos, un lugar de tránsito. El problema de muchas iglesias de la provincia de Burgos es el abandono, la despoblación ha vaciado templos y los templos vacíos acaban antes siendo víctimas del paso del tiempo. La iglesia de Villatoro, los domingos por la mañana, es vida en comunidad. Decenas de ortodoxos acuden a una celebración que dura más de dos horas. Una de las diferencias entre ambas ramas del cristianismo.
La mayoría de los feligreses ortodoxos no son oriundos de Burgos, proceden de Rumanía el 90%, pero también de Bulgaria, Georgia, Moldavia y Ucrania. A la Santa Liturgia de los domingos no solo acuden ortodoxos residentes en Burgos, también se acercan de algunos pueblos como Briviesca, Quintanar de la Sierra, Lerma o Melgar de Fernamental, entre otros.
Danut Mures resalta lo «importante» que es tener una iglesia donde celebrar la misa, por ello, «se lo agradecemos no solo al clero católico, sino también a la comunidad de Villatoro, que nos ha recibido, y con quienes tenemos una muy buena relación de respeto y cariño». El padre Ángel también es consciente de la importante que es para una comunidad religiosa tener un lugar en el que profesar su fe, reunirse y crear comunidad. «Estamos encantados, son cristianos, como nosotros, entendemos que necesitan practicar su fe», afirma el padre Ángel.
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Para esta comunidad ortodoxa, el momento de la Santa Liturgia es también un acto social, hablando con el cura, entre ellos. Para unas personas que no son oriundas de Burgos, además, este acto ayuda a generar el sentimiento de comunidad. «Es importante tener una iglesia por profesar la fe y porque es un momento de encuentro. No es solo por nuestras creencias, para poder comulgar, confesar o para las misas, es también porque esto nos une a todos. Es unión y nos hace más amigos», asegura Danut.
En un mundo donde las religiones han servido y sirven de excusa para generar conflictos y se usan como pretexto para el conflicto, este es un humilde ejemplo de que la convivencia entre diferentes culturas y tradiciones enriquece las sociedades.
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Los domingos llegan sobre las 10.30 los ortodoxos a la iglesia. Allí celebran la misa y, después, sobre las 13.30, lo hacen los católicos. «Nosotros al salir dejamos todo limpio, recogido y desinfectado para que puedan celebrar la misa. Dejamos la iglesia, así como la encontramos al llegar», explica Danut. Además de la duración de la misa, la de los ortodoxos es más larga, hay otras diferencias entre estas dos ramas del cristianismo.
«Nosotros colocamos unos iconos en la parte delantera del altar. Luego los recogemos. También hacemos lo mismo con la Santa Mesa que, al final de la Santa y Divina Liturgia, se recoge, dejándolo todo como ellos lo tenían», añade Danut. Los ortodoxos tienen más iconografía en sus celebraciones y templos y los católicos más imágenes y esculturas. Es una de las diferencias. Después de la misa los ortodoxos recogen sus elementos, pero sí han podido dejar tres iconografías fijas en una pared lateral de la nave central. Ante ellas se santigua el padre Danut y los feligreses antes de abandonar el templo.
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La relación entre el cura ortodoxo y el católico es un ejemplo que sus comunidades siguen. Tienen buena relación, comparten comidas y charlas. «El padre Ángel siempre me ha atendido muy amablemente. Mantenemos una muy buena relación y le agradezco todo lo que hace por nosotros. Siempre está dispuesto a ayudar a todo aquel que lo necesita», asegura Danut.
Leo, una vecina de Villatoro, es un ejemplo de esa convivencia. Ella llega al acabar la misa ortodoxa y charla un rato con el padre Danut antes de preparar la iglesia y rezar el Rosario. La experiencia de compartir la iglesia ayuda a construir comunidad en la tolerancia y el respeto.
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La rama ortodoxa del cristianismo no tiene todavía una iglesia propia en Burgos, pero tienen un proyecto de construcción de una. Este proyecto de un templo propio es un sueño en proceso. La iglesia que está proyectada es de madera, típica de una zona muy bonita de Rumanía, Maramures. Se instalará en la zona de Parralillos. Aunque están enfrentando algunos desafíos burocráticos, se encuentran en el camino de hacer realidad este proyecto que fortalecerá aún más su comunidad.
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