Varios ucranianos recibiendo en Burgos a sus compatriotas el pasado 11 de marzo. A.Rodríguez

La comunidad ucraniana en Burgos crea una asociación para mediar entre instituciones y refugiados

Una veintena de voluntarios prepara los trámites para poder apoyar a sus compatriotas de manera oficial en la capital y estarán constituidos en pocos días

Martes, 5 de abril 2022, 18:52

Acompañar, asesorar, prestar apoyo y ayudar a salvar la barrera del idioma a sus compatriotas, refugiados de la guerra en Burgos. Es el objetivo de la comunidad ucraniana de la capital, que se encuentra ultimando los trámites para constituirse en asociación y poder así entrar ... en el circuito oficial de ayuda a estas personas que han huido de Ucrania.

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«Nosotros queremos sumar y ser un apoyo para las asociaciones que trabajan con estas personas», explica uno de los miembros de la plataforma, José Ignacio Alonso, uno de los primeros burgaleses que tomó la iniciativa de viajar con su furgoneta hasta Polonia para traer a España a varios familiares de su mujer, Nadiya, una ucraniana afincada en la capital.

Precisamente Nadiya, por ser bilingüe, es una de las personas que más está apoyando a sus compatriotas. «Ellos vienen asustados, no saben cómo tienen que hacer los trámites, se sienten solos y cuando ven a alguien de su país que les explica las cosas en su idioma, lo agradecen muchísimo y les hace sentir mejor», argumenta Alonso.

El idioma es uno de los condicionantes principales para estos refugiados que han llegado a Burgos y «utilizar el traductor no es lo mismo que la cercanía de tener delante a un compatriota que puede explicarte todo de una forma más humana», asegura.

En este sentido, manifiesta que su intención es «generar un nexo con la administración» para colaborar en aquellos aspectos donde no pueden llegar solos. «Tenemos cerca de doce personas bilingües con nosotros y estamos seguros de que pueden aumentar si se da a conocer la asociación», reconoce Alonso, que considera que pueden constituir un elemento «integrador».

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«Queremos que sepan que estamos aquí para echar una mano, resolviendo sus inquietudes y acompañándolos con una mano amiga que les reconforte», afirma este veterinario burgalés que conoce esta situación muy de cerca.

En su domicilio, han pasado de ser tres personas a convivir nueve y en mayo serán diez, porque una de las cuñadas de su mujer vino embarazada. «En familia el cambio es más positivo para ellos, para los que pueden reunirse con familiares o amigos es una ventaja».

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Por este motivo, creen que su asociación puede ser útil, sobre todo, para aquellas personas que se encuentran alojadas en albergues, para llevarles de la mano en una ciudad que no conocen y acompañarles en el duro camino de empezar de cero.

«Esto puede ser para un periodo corto o no, no podemos saberlo, por eso queremos fomentar ese tipo de vínculos emocionales y humanos», argumenta y, en esa línea, «constituirnos como asociación puede facilitarnos mucho las cosas porque podemos organizar actividades y tener una convivencia porque hemos visto que cuando están juntos, personas que hablan el mismo idioma, que han pasado por lo mismo de una forma u otra, se desahogan, se sienten arropados y les viene muy bien».

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Alonso lanza algunas ideas, además, que «podrían ser positivas» para la adaptación de las familias que se encuentran en Burgos: «Creo que una buena iniciativa sería ofrecer a las personas refugiadas un bono para las instalaciones deportivas, para las piscinas por ejemplo. Para los niños y las madres sería muy positivo para poder hacer deporte, olvidarse un rato del horror y tener esa excusa para hacer actividades en otro entorno», concluye.

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