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Compras de última hora y encuentros de amigos que se adelantan en los bares al toque de queda y el cierre de la hostelería. Las calles del centro de Burgos emanaban un barullo navideño en esta jornada de Nochebuena. No faltaban los gorros de Papá ... Noel, las orejas de elfo. Los burgaleses sacaban su espíritu navideño a unas calles que llevan demasiados meses albergando tristeza, miedo e incertidumbre.
El día de Nochebuena de este 2020 marcado por la pandemia de la covid-19 presentaba un ambiente similar al de otros años. Las compras de última hora para llegar al menú de la cena o del día de Navidad o esos regalos que se han olvidado o aplazado hasta el día clave han ayudado a llenar de gente las calles. Pero al llegar a su destino, los burgaleses se encontraban con colas: en la panadería, en los comercios, en las administraciones de loterías e, incluso, en Correos.
Igualmente, las terrazas de los bares, ante una mañana fría pero soleada, han albergado reencuentros y vermús con mascarilla. En muchos bares se repetía la pregunta: «¿hasta qué hora podéis abrir hoy?». En otros, los grupos de amigos adelantaban a la mañana los encuentros típicos antes de la cena.
Muchos otros no han necesitado una excusa para salir a pasear. El frío burgalés se compensaba en esta jornada con el sol y los paseos por la ciudad, con el mercado navideño o los adornos, han sido una opción agradable.
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