El comercio sigue funcionando al ralenti tras el parón que supuso el confinamiento. Ni la reapertura escalonada, ni las rebajas de verano han conseguido reactivar las ventas, pues falla la estabilidad económica y la covid-19 continúa muy presente en nuestro día a día. Y ... los clientes están todavía intentando adaptarse a la 'nueva normalidad' pero con cautela, sin grandes alegrías. Y eso lo notan los comerciantes burgaleses.
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Julián Vesga, vicepresidente de la Federación de Empresarios del Comercio de Burgos (FEC), reconoce que los clientes «dan muchas vueltas, entran, miran, preguntan» pero les cuesta decidirse. «No hay una dinámica de compra alegre» y no es de extrañar cuando no se sabe si volverá a haber un confinamiento, ni qué ocurrirá con los empleos, los sueldos, los ERTE y las bajas de acompañamiento.
«El dinero es muy miedoso», recuerda Vesga, así que si no hay certidumbre económica y laboral va a costar mucho reactivar el consumo. Por ese motivo, los comerciantes también afrontan la campaña otoño/invierno «con el freno echado». Ya han adquirido los productos de la nueva temporada pero las compras han sido inferiores a las de otros año. «Hay muchos productos en el almacén y, además, no sabemos hacia dónde va a ir la crisis«, admite el vicepresidente de la FEC.
La FEC recuerda a los burgaleses que los comercios son zonas seguras frente a la covid-19. «Las tiendas están perfectamente higienizadas», asegura Julián Vesga, pues los comerciantes han hecho un gran esfuerzo para garantizar la seguridad de sus clientes.
Las mascarillas obligatorias, los geles hidroalcohólicos en las entradas, las desinfecciones permanentes, los espacios bien ventilados, los productos en cuarentena o desinfectados tras pasar por las manos de un cliente.... Todas las medidas habidas y por haber porque «los comerciantes queremos transmitir seguridad para que la compra sea alegre y agradable».
En la federación no se atreven a hacer previsiones de la nueva campaña, ya que no solo dependen de los clientes. «No sabremos si habrá nuevo confinamiento o nuevas medidas correctoras», se lamenta Julián Vesga, ya que las administraciones toman las decisiones de un día para otro y se las comunican del viernes al lunes. «Tenemos mucho miedo» pero, aún así, los escaparates se están renovando para mostrar las nuevas colecciones y las novedades.
Eso sí, como ocurre siempre, hay sectores que lo están llevando mejor que otros. Por ejemplo, el equipamiento del hogar y los pequeños electrodomésticos han tenido una buena campaña de verano. Se nota que la gente está equipando su vivienda, incluso su segunda residencia, por si hubiera un nuevo confinamiento. Pero en el equipamiento de la persona, la recuperación va «muy despacio».
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Si no hay eventos, si no hay salidas, si no hay vacaciones, la gente no compra porque no puede lucir. No existe tampoco la opción del capricho. Y para las agencias de viajes, la situación es «catastrófica» y sin esperanzas de mejorar. Se han suspendido los viajes, hay más de 170 países con restricciones de acceso... Será un sector que necesitará de ayudas para paliar el golpe, admite Vesga.
De todos modos, Julián Vesga confía en que la situación se vaya normalizando en las próximas semanas. Si se consigue mantener controlada la covid-19, sin confinamientos ni nuevas restricciones, y las administraciones dan estabilidad laboral y económica a los burgaleses, eso se traducirá en un aumento de las compras. Se comprará menos que otros años, pero si la gente tiene cierta certidumbre, se anima a gastar y eso contribuye al mantenimiento de la economía local.
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