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Entre que el verano entró más tarde (la sensación de verano, vamos, porque el meteorológico entró puntual) y las compras por internet, los pequeños comerciantes de Burgos han cerrado una campaña primavera-verano «mala». Han caído las ventas, ahondando en una crisis persistente, de la ... que parecía que se estaba saliendo levemente, aunque las apariencias siempre engañana.
Julián Vesga, vicepresidente de la Federación de Empresarios del Comercio de Burgos (FEC), reconoce que los cambios en los hábitos de compra están haciendo mucho daño al comercio de proximidad. El cliente se lanza a las compras por internet, que si bien son más cómodas no siempre son más económicas y, además, pueden llevar aparejados problemas en devoluciones y garantía de derechos.
La gente «brujulea» por internet y acaba comprando el mismo producto que encuentra en un establecimiento de la capital; luego, cuanto toca devolverlo por un defecto o porque se ha visto que no convence, ahí ya el trámite no suele ser tan rápido, apunta Vesga. Sin embargo, «la tendencia está ahí y no se puede negar», y afecta a todos los sectores: textil, complementos, equipamiento, electrodomésticos, viajes...
Por ese motivo, los comerciantes apuestan por el «valor añadido» de la venta; el asesoramiento, la calidad en la atención, las garantías en la compra. Y con esa filosofía han encarado la nueva temporada otoño-invierno, que acaba de arrancar, como quien dice. En septiembre, el cliente todavía ha estado buscando productos textiles de verano, al descarte, esperando a que se los regalen por haber acabado la temporada. Eso tampoco ayuda a las ventas, reconoce Vesga, quien insiste en que las rebajas nunca salvan una mala campaña, solo ayudan a paliar las pérdidas.
Ahora solo queda esperar a que el otoño entre pronto, y no vivamos un veroño tan largo por el pasado año; que llueva y haga frío, que la gente cambie de estación anímicamente para que las ventas se reactiven. Los comerciantes ya han cambiado los escaparates, están buscando fórmulas de ser más competitivos y marcar la diferencia. Y es que no solo tienen que luchar contra las grandes cadenas o las compras por internet. Los nuevos hábitos de consumo, con fechas como el Black Friday, también distorsionan las ventas.
La gente retiene las compras de noviembre hasta el Viernes Negro, en el que espera también comprar los artículos de Navidad. «Toca replantearse el negocio», reconoce Julián Vesga, siendo también muy consciente de que no se pueden cerrar los ojos ante la evidencia. «O te subes al carro o lo pierdes», insiste el vicepresidente de la FEC, quien confía en que con nuevas estrategias se consiga salvar al comercio de proximidad. Eso sí, las innovaciones no tienen que pasar necesariamente por cobrar al cliente por probarse la ropa; el modelo no es nuevo (funciona en Estados Unidos) pero sería casi inviable en España.
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