Los ciclistas cortan la Plaza del Cid tras tomar a golpe de timbre la Plaza Mayor en protesta por la nueva Ordenanza de Movilidad

La convocatoria de movilización, que se ha movido por las redes sociales durante esta última semana, llamaba a los ciclistas de Burgos a concentrarse en la Plaza Mayor. Debían ir con sus bicis y de negro, pues se asistía al funeral de la bicicleta en Burgos. Y el colectivo ha respondido masivamente, haciendo sonar sus timbres para reclamar espacios de convivencia y que Burgos apueste realmente por un medio de transporte sano y sostenible.

Sin embargo, la protesta ha acabado en la Plaza del Cid. Tras la primera movilización, un centenar de ciclistas se han desplazado hasta la zona y han cortado la vía.Y tras el improvisado corte ha llegado la tensión por todas las partes. Los primeros enfrentamientos han llegado con los ciclistas y los conductores, impotentes al no poder atravesar la céntrica plaza. Incluso alguno se ha bajado de su vehículo y ha recriminado a los manifestantes «que no eran formas de hacer las cosas». La tensión iba creciendo y la única pareja de Policía Local que se encontraba en el lugar solo podía mantener la calma en el acceso a la Plaza del Cid por el puente de San Pablo.

En el inicio de la calle Vitoria, no había ningún control. Ahí se han vivido altercados con los taxistas y con un coche eléctrico, que intentaba superar la marabunta de ciclistas, mientras estos daban vueltas cual velódromo a la estatua de Rodrigo Díaz de Vivar. Con el paso de los minutos, la tensión ha ido en aumento. Unos se resignaban como los conductores de autobús y otros empezaban a alzar la voz. La presencia policial iba en aumento y hasta que no llegó la Local no se empezó a restablecer el tráfico.

Aunque antes de que todo volviera a la normalidad, en una de las esquinas del Teatro Principal, los agentes tomaron los datos a uno de los ciclistas, lo que empujó a toda la masa social a reprochar el acto. Un cordón policial mientras identificaban al joven fue el momento más tenso. Reproches y alusiones a los agentes, que finalmente terminaron en consenso y diálogo.

La protesta evidenciaba los problemas derivados de la nueva normativa que «lanza» a los ciclistas a la calzada. Se limita su circulación a los carriles bici (muy deficientes, insisten) y a las áreas de tráfico restringido (pendientes de señalizar). Y, fuera de ellos, a la calzada, donde tienen que convivir con vehículos que, en muchos casos, no saben como comportarse y que tienen también actitudes incívicas, lamenta el colectivo.

La concentración en la Plaza Mayor ha arrancado a la una de la tarde, con la presencia de cientos de ciclistas de la ciudad. Había jóvenes, familias con niños pequeños, parejas, deportistas, grupos de amigos... y es que la bicicleta no es un medio de transporte exclusivo de un único colectivo, grupo social o grupo de edad. Es un medio de transporte transversal, limpio y sostenible, que muchos burgaleses utilizan a diario para ir al trabajo.

Ahora, con la nueva Ordenanza de Movilidad se restringe mucho su uso, sobre todo en la zona centro, que se hace impermeable. Es la crítica que hace el colectivo y, si bien es cierto que la circulación de la bici nunca ha estado permitida en aceras, plazas o zonas peatonales (salvo casos excepcionales), no lo es menos que se ha permitido desde las administraciones. Y a eso es a lo que quieren volver los ciclistas.

Afirman que les están forzando a dejar la bici en casa porque no pueden compartir vía con los vehículos a motor (que ponen en riesgo su seguridad) ni estar subiendo y bajando de manera contante de la bicicleta. Critican que no se apueste por los carriles bici, que se haya limitado su circulación a las áreas de tráfico restringido (recortadas en número sobre las previsiones iniciales) y que su única alternativa sea ir por la calzada, donde los conductores les increpan.

El colectivo ciclista, junto con los usuarios de los patinetes, piden al Ayuntamiento de Burgos que recapacite y revise la Ordenanza de Movilidad. Insisten en defender a la mayoría de ciclistas que utilizan con criterio aceras y zonas peatonales y reclaman que se persiga a los que no son respetuosos, pero que no se haga pagar a justos por pecadores. Ni son delincuentes ni terroristas, han asegurado.