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El Cementerio de San José de Burgos se llena estos días de flores. Los burgaleses se acercan a rendir homenaje a sus difuntos, una tradición que sobrecoge de manera especial tras los duros meses que hemos vivido por la covid-19. Una pandemia que ... incrementó la actividad del camposanto burgalés, con un mayor número de enterramientos, que alcanzaron la cifra de 1.325, muy por encima de la media anual.
Las cifras que maneja el área de Medio Ambiente y Sanidad del Ayuntamiento de Burgos muestran que, habitualmente, los años se cierran con entre 1.100 y 1.200 enterramientos, entendidos como tal cualquiera de las acciones permitidas para dar descanso a familiares y amigos (inhumaciones de cuerpo, depósito o esparcimiento de cenizas).
De hecho, en 2019 fueron 1.158 los enterramientos registrados, 1.142 en 2018 y 1.288 en 2019. Con estas cifras se observa que, durante 2020, se registró un 14,4% de incremento en la actividad del cementerio burgalés, con meses como los de noviembre y diciembre con 148 y 132 enterramientos, respectivamente, coincidendo con la segunda ola y los meses de mayor mortalidad tras el arraque de la pandemia.
En lo que llevamos de año, en San José se han realizado 830 enterramientos, dentro de la media de años prepandemia. De ellos, 631 corresponden a inhumaciones de cuerpo y 199 a cenizas, una práctica, esta última, que va en crecimiento pero que todavía está lejos de desbancar a los enterramientos tradicionales. El pasado año fueron 1.060 las inhumaciones y 265 los depósitos o esparcimientos de cenizas.
El Cementerio de San José, con 37 hectáreas de extensión, ofrece diferentes fórmulas de enterramiento, desde las sepulturas, panteones, mausoleos y capillas hasta los nichos o columbarios, pasando por las zonas especiales ajardinadas, de esparcimiento de cenizas y el cementerio destinado a practicantes musulmanes. Este último ha registrado un aumento tan considerable durante la pandemia que se ha quedado sin espacio.
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Patricia Carro
Como denunciaba días atrás en este periódico el presidente de la asociación hispanomarroquí La Brújula, Rachid Dalaoui, del centenar de tumbas habilitadas ahora solo les quedan unas ocho. En el último año han llegado a enterrar a 50 personas, no todas víctimas directas de la covid-19, pero sí indirectas, pues por las restricciones se han impedido muchas repatriaciones.
Y, por ese motivo, han pedido una ampliación, pues el de Burgos es uno de los pocos cementerios que tiene un espacio especialmente reservado para los musulmanes. Se creó en el año 2008, con 102 plazas, la mayoría bajo una concesión de 10 años aunque se pueden pedir por la máxima, 75, como en el resto de enterramientos. Diez años después, en 2018, solo se habían ocupado 25. Sin embargo, en 2021 están casi el centenar.
A medida que pasan los meses, y que vamos consiguiendo perspectiva, podemos ir poniendo datos certeros al golpe que ha supuesto la covid-19 en la mortalidad de Burgos.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) está elaborando un informe experimental sobre los fallecimientos durante la pandemia, que incluye tanto las muertes vinculadas con la covid-19 como el resto de decesos.
Así, los cálculos del INE hablan de que en 2020 se registraron en Burgos 4.841 muertes, que son un 25% más que las de 2019. Entoces fueron 3.870. En lo que llevamos de año, la cifra se eleva a 2.826, quinientas menos que en 2020.
Enterrar a un familiar en el Cementerio de San José no es barato. El gasto oscila entre 700 y 9.000 euros, según los precios de la ordenanza municipal, que regula precio de los espacios y los costes de las licencias de obras, inhumación y exhumación. Lo más barato son los nichos urna y columbarios, con un precio de 709 euros, aunque el columbario de Nuestra Señora del Pilar tiene un coste de 948 euros.
Los nichos de adultos vienen a costar 1.419 euros, lo mismo que las sepulturas en tierra, pero estas se encarecen en función del número de nichos, de modo que las que albergan tres cuestan casi 4.000 euros y las de cuatro, 5.274. En cuanto a los panteones, hay que sumar el coste del suelo (498 euros el metro cuadrado) y el precio del nicho (850 euros).
Estos son los precios para concesiones a 75 años, las habituales, pero también se puede conseguir una concesión a 10 años, que será un 20% más barata. Las antiguas concesiones a 99 años ya no se realizan, pero sí se recuperan sepulturas o nichos antiguos, a una media de un centenar por año, pues no se renuevan las concesiones por desconocimiento o al no quedar ningún familiar pendiente.
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