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La necesidad de las personas más vulnerables se hace más evidente en tiempos de crisis y, desde que se decretase el estado de alarma en España, las asociaciones están poniendo todo de su parte para atender a los usuarios que requieren de sus servicios.
Es el caso de Cáritas Burgos, que ha encontrado la forma de ayudar a los sin techo para que puedan, en cierta medida, minimizar el tiempo de exposición en las calles de la ciudad. En estos momentos, atienden a 40 personas sin hogar ofreciéndoles cobijo en el albergue de San Francisco para que puedan pernoctar y, en coordinación con la casa de acogida San Vicente de Paúl, han conseguido que dispongan de un techo el mayor número de horas posible. Además, trabajan conjuntamente con la policía para que estas personas sin hogar dispongan de un «salvoconducto» que les evite las sanciones en caso de ser interceptados por los agentes en la vía pública.
Así lo explica a coordinadora de acción social de Cáritas en la provincia, María Gutiérrez, que manifiesta lo complicado de sacar adelante los servicios mínimos sin disponer de apenas voluntarios. «Lo primero que hicimos fue discriminar las acciones más urgentes y anunciar a nuestros voluntarios que no podían venir por motivos de seguridad», asegura. Se trata de 800 personas en la provincia que habitualmente colaboran con la entidad y cuya edad, reconoce Gutiérrez, es de riesgo en la mayoría de los casos. «Por responsabilidad y por cuidarles les hemos recomendado que no vengan y nos hemos quedado con el menor número de gente, todos ellos los más jóvenes porque, sin voluntarios, no podemos funcionar», señala.
La supervivencia de 6000 familias en riesgo de exclusión de la provincia de Burgos depende, en gran medida, del funcionamiento de Cáritas y de los servicios sociales. Por este motivo, durante el tiempo que se mantenga vigente el estado de alarma, el Centro de Recogida de Alimentos continuará ofreciendo las prestaciones habituales. «Permanecen abiertos los economatos y sigue en funcionamiento el servicio de reparto de alimentos», afirma Gutiérrez. Para ello, en Cáritas toman las mismas medidas de seguridad que en el resto de empresas privadas como supermercados, «repartimos alimentos también en los pueblos con la protección e higiene que determina Sanidad».
En Aranda de Duero se mantiene el servicio de dispensación de metadona para los usuarios del programa de drogodependencia. Sin embargo, la crisis del coronavirus ha obligado a cerrar los centros de menores y de orientación laboral algo que, según explica la coordinadora, «ha peritido mover plantilla de unas áreas a otras».
El resto de servicios de esta organización continuará ofreciendo acompañamiento telefónico a los miembros de los distintos programas que no requieren atención urgente. «Todo esto es posible gracias a la gran coordinación que tenemos con los servicios sociales, cuerpos de seguridad y sacerdotes voluntarios que están colaborando con nosotros», confiesa Gutiérrez. Una labor titánica en tiempos de crisis para garantizar una vida digna en aquellos hogares donde las instituciones no llegan.
Más info sobre el estado de alarma en Burgos
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