La calle de Burgos que ha mirado siempre al tren y hoy mira a la modernidad

Un paso a nivel, regulado antaño por el guardabarreras, dividía el barrio de las Casillas del barrio del Crucero de San Julián en Burgos. Una hilera de pequeñas casas, origen del nombre de la calle, se disponían a un lado para dejar libre otra parte de la calle amplia, donde el desbordado incremento de vehículos tomaba este tramo como improvisado aparcamiento.

Al otro lado, el barrio del Crucero con el paso a nivel y olor a carbonilla que los vecinos del barrio recuerdan como si fuera hoy. Y el sonido del traqueteo del tren a su paso por el barrio encajonado entre dos muros.

Los burgaleses aún recuerdan en Las Casillas los pequeños comercios, el bar Berzosa, que era el centro de socialización, porque esta zona pillaba muy lejos el centro de la ciudad y al otro lado de las vías había poca cosa. Eso eran Las Casillas.

Más allá de todo ello, esta calle ha sufrido diversas modificaciones; al otro lado de Las Casillas propiamente dichas estaba el antiguo Asilo de las Hermanitas. Pero esas edificaciones primitivas datan nada menos que del siglo XVIII y es el boticario Lorenzo Vivanco el que las construye.

Hoy como tal Las Casillas ya no existen. Su derribo ha dado paso a una calle más amplia. Lo que hoy se ve de la calle Casillas a la izquierda, según se sube hacia el Bulevar era la calle interior que se formaba entre el muro del ferrocarril y las traseras de las Casillas.

A la calle Casillas se accede desde Molinillo, desde Andrés Martínez Zatorre, desde la calle San Pedro de Cardeña, Santa Clara, desde el Bulevar y desde la calle Carcedo.

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