Burgos se vuelca con 'La Roja' en la final del Mundial

Antes del mediodía, las calles de la capital estaban desiertas. Nadie se quería perder el encuentro, que se retransmitía en una pantalla gigante en el Monasterio de San Juan. El griterío en los prolegómenos del partido se convertía en aplausos y banderas desplegadas cuando el himno español sonaba. Después llegaban los nervios.

Camisetas rojas, banderas rojigualdas, caras pintadas y mucha mucha ilusión entre los 760 asistentes. El Monasterio de San Juan se aseguraba el lleno completo y muchas personas veían el partido a través de los barrotes de la entrada. Otro imprescindible de la mañana era el abanico o el ventilador portátil, claves para refrescarse en este día tan caluroso en Burgos.

Hasta César Barriada, alcalde en funciones, se ha puesto el mono de trabajo para repartir agua y aperitivos entre los asistentes y poder así combatir el calor de la mañana. Mientras tanto, la afición ha disfrutado y sufrido a partes iguales, pero no ha dejado de animar en todo momento a las ya campeonas del Mundo.

En pareja, con amigos, en familia o en solitario, nadie se ha querido perder una jornada histórica para el fútbol español que se ha vivido con nervios y emoción. Al final del encuentro, tras unos largos segundos después de los 13 minutos de tiempo añadido, los burgaleses han saltado, gritado y cantado de emoción. Banderas al viento, abrazos, besos, lágrimas... La selección ha luchado, ha ganado y Burgos ha estado ahí para apoyarla. Enhorabuena.