Burgos Corzos camina con paso firme hacia el equipo inclusivo de Flag Football

Burgos Corzos, con su entrenador, Samuel Arnaiz a la cabeza, se ha presentado ante asociaciones, centros educativos y la universidad y ha tenido «muy buena acogida». El objetivo es presentar a la sociedad en qué consiste este deporte, que está abierto a cualquier tipo de jugador, y crear un equipo verdadera inclusivo, de personas con y sin discapacidad.

El Flag Football que juegan en su campo de Quintanadueñas no es un deporte adaptado, apunta Arnaiz. Y la meta de la inclusión solo se consigue si se suman al proyecto jugadores sin discapacidad. Y parece que tienen muchos candidatos, en concreto, los alumnos del colegio de Quintadueñas, los primeros en recibir formación.

Les han recibido con mucha empatía, explica Samuel Arnaiz, que es además profesor del centro ocupacional de Aspanias, así que sabe moverse muy bien en los ambientes educativos. Hacen tres horas de formación, empezando por la teoría, explicando las diferencias entre el fútbol americano y el rugby y cómo se juega a Flag Football.

Y se habla mucho de la discapacidad, haciendo hincapié en que cada uno tenemos unas capacidades y todos somos necesarios, todos nos ayudamos unos a otros. Luego se hacen equipos en los que los Corzos enseñan sobre el terreno a los alumnos, para acabar la formación con un partidillo. Y, después, los chavales han querido sumarse al proyecto.

Han trabajado con alumnos de 5º y 6º de Primaria y para el 10 de mayo van a ir a Villalbilla. Arnaiz está muy satisfecho del resultado de estos primeros contactos y, si consigue el apoyo necesario de los pueblos, podrá sumar jugadores a Burgos Corzos. Se trata de que todo aquel que quiera jugar a Flag Football se integre en el equipo.

Mientras, en Aspanias siguen trabajando con los Corzos, que tras más de un año de entrenamientos y son un equipo muy competente. Lo acaban de demostrar en Fuenlabrada. El pasado sábado participaron en el torno WIIB Flag Football Inclusivo organizado por Wolverines de Fuenlabrada, y los Corzos ganaron cuatro veces.

Desde Burgos se desplazaron 18 jugadores, acompañados por familiares y amigos, así que la expedición contó con 37 personas. Se trataba de un torneo amistoso, pero hubo reparto de copas y medallas, y los Corzos volvieron muy ilusionados. Hubo mucha diversión, compañerismo y mucho deporte inclusivo.

Los Corzos participaron como equipo propio pero también prestaron soporte al equipo de Alcobendas, pues el proyecto burgalés es el que cuenta con mayor número de jugadores con discapacidad intelectual en toda España, explica Arnaiz. «Nos lo pasamos genial» y se pudo ver que la evolución del equipo está siendo «gigantesca».