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Centenares de compañeros de Andrea Bejarano, la mujer asesinada, presuntamente, a manos de su pareja, han querido rendirle un cálido homenaje en el Hospital Universitario de Burgos, donde trabajaba. Con un largo aplauso y lágrimas silenciosas despedían a la que, hasta esta semana, era su compañera del día a día.
Amparo García, supervisora del Laboratorio, ha sido la encargada de dar voz el sentir unánime de los trabajadores y compañeros del hospital, que todavía estaban asumiendo la trágica pérdida de una pesona muy querida y a la que recordarán con una sonrisa. «Para nosotros es un trago muy amargo, porque es una persona a la que queríamos mucho. Era muy agradable al trato y nunca la veías con mala cara, siempre con una sonrisa en la cara», reconocía.
Las alarmas saltaron en el centro de trabajo este pasado lunes, cuando Andrea no llegó a trabajar a la hora que le correspondía, algo que no era normal. «Cuando vimos que no venía pensamos que había pasado algo, no sabíamos el qué, pero algo», indica.
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Andrea Bejarano llevaba trabajando en el HUBU «desde antes de la pandemia». «Ella había hecho en Burgos laboratorio y había hecho las prácticas aquí en el HUBU. Un poco antes de la pandemia empezó a trabajar con nosotros, estuvo en microbiología durante la época del covid y también en transfusiones», relata Amparo.
Andrea trabajaba en un turno rotatorio y debería haber entrado a trabajar el lunes en horario de tarde. «Tenía que haber entrado el lunes a las 15:00 horas y a las 16:00 horas nos avisó una compañera de que no había aparecido y empezamos a movernos. Avisamos al supervisor de guardia y a partir de ahí la poca información que hemos tenido se la trasladamos a la asesoría jurídica y a la dirección de enfermería y hasta hoy», lamentaba.
De origen colombiano, Andrea estaba establecida «con la familia de su marido» porque «su familia no estaba en España». «Tenía proyectos, ese mismo día había quedado con una compañera que le iba a cubrir un rato porque iba a llegar más tarde», contaba Amparo.
En cuanto a la situación familiar y de pareja de la fallecida, los compañeros aseguran que no tenían conocimiento: «Ella venía con el marido y con el niño al médico como un matrimonio normal. No sabíamos que estaban en trámites de separación, a no ser que alguna compañera muy allegada lo supiera. Separó su vida personal del trabajo».
Los compañeros, que se encuentran «devastados» «Era una chica que siempre venía con una sonrisa, no vais a encontrar a nadie que diga nada malo de ella. Está siendo muy duro trabajar hoy», finalizaba.
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