Burgos arropa a La Soledad en su dolor

En esta ocasión, el Gobierno concedió medidas de gracia en seis ciudades del país y Burgos no fue una de ellas, a pesar de que la tradición, muy arraigada en el imaginario colectivo español, nació precisamente a orillas del Arlanzón.

Sea como fuere, la negativa al indulto de un preso no mermó la solemnidad de una de las procesiones de mayor arraigo en la ciudad. Puntual a su cita, a las 19:30 horas salía la talla de Nuestra Señora de La Soledad desde la iglesia parroquial de Santiago y Santa Águeda. Lo hacía no sin problemas, ya que, como suele ser habitual, los miembros de la Cofradía se veían obligados a descender con mimo la talla para que pudiera salir por la estrecha puerta de la parroquia.

Una vez fuera, y rodeada de decenas de miembros de las cofradías penitenciales de la ciudad, la Virgen esperó para iniciar su camino. Lo hizo en silencio, solamente roto por los tambores y cornetas que abrían la marcha.

Custodiada por militares, La Soledad enfiló hacia Barrantes, donde cientos de personas ya esperaban apostadas en las aceras para poder disfrutar de la parada de la Virgen ante el Convento de las Madres Salesas. Allí, el coro de las propias salesas entonó el 'Stabat mater' mientras un respetuoso silencio se extendía por la zona.

Un silencio que se rompió de nuevo con el grito de «al cielo con ella». Un grito que derivó en la izada de la talla a pulso por parte de los costaleros y que provocó el aplauso de la multitud.

De allí, la procesión, lenta y cadenciosa, enfiló hacia las calles Aparicio Ruiz, Eduardo Martínez del Campo y el Paseo de la Audiencia. Allí esta prevista la liberación del reo. Al no haber sido concedida, cofrades y burgaleses tuvieron que conformarse con un nuevo izado.

Ya habían pasado las nueve de la noche y, tras atravesar la antigua puerta principal de la ciudad, La Soledad inició ante una miríada de cámaras y teléfonos móviles el camino de retorno a la parroquia de Santa Águeda, donde descansará hasta el año que viene.

Mientras tanto, ya está todo preparado para que la Semana Santa burgalesa culmine mañana con la procesión del Anuncio Pascual, el último acto de una semana caracterizada por la asistencia multitudinaria a las grandes citas.