Desde el pasado 20 de noviembre, la hostelería burgalesa está inmersa en la campaña de Navidad. Viernes y sábados, y algunos jueves, los restaurantes se llenan de cenas de empresa, cenas de amigos, cenas de compañeros del gimnasio (cursos formativos/danza/manualidades) para celebrar ... con unos días de anticipo unas fechas que son eminentemente familiares en sus días más destacados.
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Un año más, tras los momentos más duros de la crisis, la hostelería ha notado un incremento de las cenas de Navidad, como reconoce el presidente de la Federación Provincial de Hostelería de Burgos, Enrique Mata. «Estos fines de semana está todo lleno, con independencia del tamaño de los restaurantes». Y es que se han recuperado las cenas de empresa, las más afectadas por la crisis.
Mata afirma que los burgaleses nunca dejaron de salir a celebrar las fiestas, aunque sí lo hacían de un modo más comedido, tal vez unas cervezas y unas tapas. Ahora, las cenas han vuelto a tomar protagonismo y «la gente gasta más». Los precios no han recuperado las cifras pre-crisis, pero sí que se nota que los clientes apuestan por menús algo más elaborados (y caros), así que si bien los precios no suben sí que sube el gasto medio, aunque hay cenas para todos los bolsillos.
Desde los menús más baratos, de 20 euros, hasta el infinito, pues las propuestas incluyen autobús (si no está en la capital) o baile posterior. Mata afirma que seguirán así, con gran actividad, hasta el 10 de enero, pues no son pocos los que optan por dejar la «cena de Navidad» para después de las fiestas (pues debe ser que no tienen suficiente con la algarabía familiar navideña...).
Por otra parte, en los restaurantes burgaleses se deja notar que «los tiempos han cambiado» y «cada vez sale más gente» a celebrar Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo y Reyes fuera de casa. Un clásico son los cotillones de Nochevieja y Reyes, que están «a tope», pero los restaurantes que abren el día de Nochebuena también tienen clientela. Desde 35 euros se puede cenar en un día tan señalado, apunta Mata, y la comodidad está venciendo a la tradición.
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Así, los hosteleros se felicitan por una buena temporada navideña, que cierra un año también bueno. «No nos podemos quejar», afirma Mata, aunque reconoce que ese balance positivo solo es aplicable a restauración. En hotelería han afrontado un año difícil, sin remontada y con unos precios todavía muy ajustados. La hostelería burgalesa respira aires de optimismo, cuenta cada vez con más establecimientos, con apuestas innovadoras, que tendrán que ir consolidándose.
Y para ello se necesita de establidad y tranquilidad. Enrique Mata insiste en que la incertidumbre política en la que vive el país afecta al devenir económico. «La gente tiene muy reciente la crisis» y si no hay estabilidad es posible que empresas y ciudadanos vuelvan a retraer el consumo, preparándose ante lo que pueda ocurrir. Ya decía días atrás la patronal FAE que, entre las posibles causas de una crisis, se podría encontrar la propia crisis política. Así que el 2019 se ve con cautela desde la hostelería de Burgos.
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