El burgalés que cruzó Europa en furgoneta llega a Polonia con la ayuda humanitaria

Una vez allí, tras recorrer Alemania y República Checa turnándose con su primo bilbaíno para dormir y poder recorrer el camino «del tirón», José Ignacio Alonso ha cargado al fin los donativos aportados por los burgaleses en autobuses ucranianos. Los vehículos, al llenarse de provisiones, se encaminarán hacia la cercana frontera ucraniana y, tras cruzarla, repartirán las aportaciones por todo el país.

Para llegar hasta el extremo oriental de Polonia, José Ignacio, acompañado también por otra familiar periodista, ha remontado las carreteras alemanas de noche para llegar hasta República Checa, donde ha visto amanecer en una de las paradas logísticas para echar combustible y descansar brevemente antes de abordar el último paso a su destino.

En los albores de la jornada, José Ignacio cuenta que amanecía con la incertidumbre climatológica como principal preocupación. «Estamos a cinco grados bajo cero y dan chubascos de nieve así que vamos a ver qué tal está la carretera», apuntaba antes de montarse de nuevo en su furgoneta para enfilar territorio checo y polaco.

De igual manera, una vez completada la primera misión, aún resta quizá la más emotiva de toda esta odisea europea: el regreso a Cracovia. Es en esa ciudad donde José Ignacio y sus familiares han recogido a tres mujeres ucranianas que han huido de la invasión rusa del país junto con otros tres niños, seis casos de más de un millón de refugiados ucranianos que han tenido que abandonar su tierra por la guerra.

Para ellos, será el principio de una nueva etapa en su vida camino de España a salvo de los bombardeos, para José Ignacio Alonso será el último paso de un viaje solidario a Ucrania que comenzó con las lágrimas de su mujer Nadia al escuchar las noticias que llegaban de Ucrania, y que terminará con el rescate de seis ciudadanos ucranianos que empezarán de cero en Burgos.