El burgalés que ayudó a destapar que el jefe del Frente Polisario estaba en Logroño

A finales de abril, el móvil de Rachid, presidente de la asociación hispanomarroquí La Brújula en la capital burgalesa, sonó. Al otro lado de la línea telefónica estaba Lemadla Mohamed, saharaui que reside actualmente en Alicante y que convive desde hace décadas con el relato de la muerte de su padre. «Compañeros suyos en la cárcel me dicen que murió en abril del 89, que después de vivir tantos años bajo tierra y de que lo torturaran estaba débil como un pajarito», relataba Lemadla en el periódico La Rioja.

Ante ese testimonio desgarrador, Rachid se prestó a colaborar con Lemadla. Tramitó los viajes, prepararon las pancartas y la acercó hasta el hospital de Logroño el 1 de mayo. «Yo no quise salir en las fotos, pero también acudieron otros dos saharauis (Mohammed Trazim y Bachir Abdi) con un testimonio similar al de Lemadla», recalca Rachid.

La historia en Logroño de los tres saharauis, que piden justicia ante «los crímenes de Brahim Ghali», la relataron el periódico La Rioja. «Queremos que Brahim Ghali se recupere cuanto antes, que recobre la salud y que sea conducido ante la Justicia para que responda de todas estas acusaciones», señala Bachir. «Allí no hay Justicia, no hay nada -apostilla Lemadla-. Cuando llegué a España lo primero que hice fue buscar Justicia». En nombre de todas las «víctimas españolas», Lemadla, Mohammed y Bachir pidieron que el dirigente saharaui comparezca ante un tribunal para responder de la acusaciones de «asesinato y secuestro».

Después de su protesta en el hospital de Logroño, el burgalés Rachid y Lemadla cogieron el coche y pusieron rumbo a la Audiencia Nacional en Madrid. Las mismas pancartas, pero menor repercusión. «La sede está muy cerquita de la sede del PP en la calle Genova. Estaban preparando todo por si ganaba Isabel Díaz Ayuso. Enseguida desalojaron a Lemadla y poco pudimos hacer», continúa Rachid, quien cree que esta crisis tiene una «fácil» solución.

«El problema no está ni en Marruecos ni en Ceuta o Melilla. Está en Logroño. Si devolvieran a Brahim Ghali e hicieran que se sentara ante la justicia se solucionaría.