«La Ley de Bienestar Animal está hecha sin contar con los profesionales veterinarios»

La importancia de contar con una legislación eficaz reside en que la sanidad animal es sinónimo de sanidad pública. El 75 % de las enfermedades infecciosas que padece la especie humana es de origen animal y «compartimos unas enfermedades llamadas zoonosis».

Una consecuencia visible es el repunte del abandono de tortugas de florida y de cerdos vietnamita en Burgos. Ante la ambigüedad de la prohibición de tenencia de ciertas especies, algunos dueños han decidido desentenderse. Concretamente, el Centro de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS) ha recibido 10 tortugas de florida y 2 cerdos vietnamitas en 2022.

El proyecto de ley «va a ser de muy difícil aplicación aunque haya buena intención», advierte Fisac. Si bien el objetivo es garantizar la calidad de vida de los animales, en muchos casos la empeoraría. Por ejemplo, no plantea que la castración a una determinada edad, entre siete y ocho meses, puede producir ciertas patologías en los animales.

Una de las polémicas medidas es la prohibición de la eutanasia de aquellos animales que padezcan una enfermedad con posibilidad de tratamiento. Más de un propietario no puede hacer frente a los gastos que esto exige y, como consecuencia, se prolongaría el sufrimiento del animal.

El sacrificio cero es el supuesto «ideal», pero hay situaciones que no lo permiten, como enfermedades crónicas. Si el proyecto de ley sale adelante tal y como está planteada, «tendríamos animales irrecuperables en tratamiento paleativo largo y costoso que no ayuda al bienestar animal».

Frente a este contexto, Fisa defiende la aplicación de medidas más eficaces, como dejar de considerar a las mascotas artículos de lujo al bajar el 21 % de IVA en la atención veterinaria. Si esto se llevase a cabo, el coste de los servicios veterinarios sería más económico. De esta manera, «no subvencionarían al veterinario, subvencionarían al ciudadano».

El Colegio de Veterinarios de Burgos también carga contra la desprotección injustificada de los perros de caza, concretamente los galgos. Es la raza canina que más abandonos sufre cada año. «Cuando no es temporada de caza o no corren bien son abandonados más que otras razas. No veo el porqué de esa exclusión».

Desde el propio colectivo veterinario quieren que «haya mayor control, identificación y cuidado, pero que dejen a los profesionales veterinarios que piensen en el bienestar animal». Al final, el actual proyecto de ley tiene «más aspectos negativos que positivos».