Barbero: «Burgos no puede no tener un plan estratégico industrial»

De todos esos temas y muchos más charla Barbero con BURGOSconecta.

¿Por qué quiere la Fundación acabar con los consorcios?

Para empezar, hablamos de disolución, no de liquidación, ya que eso implicaría que los terrenos se venden de manera apresurada, y lo que se busca es justamente lo contrario. Y lo hacemos porque entendemos que la figura de los consorcios ya no tiene el sentido que tuvo al principio. En el pasado, permitieron financiar unos proyectos que el Ayuntamiento por sí mismo nunca hubiera podido abordar, ya que la normativa vigente en aquel momento permitía dotar de cierta agilidad y flexibilidad a su gestión. Esa normativa ha cambiado y los consorcios ahora se gestionan como lo haría cualquier ente público, por lo que en ese aspecto concreto, el Ayuntamiento no gana ni pierde nada. Lo que sí pierde con la figura de los consorcios es coste de financiación. Ese ha sido el punto de inflexión. Hoy en día, la situación financiera del Ayuntamiento no tiene nada que ver con la que tenía hace unos años y ahora es capaz de renegociar tipos de interés más favorables por el simple hecho de ser una administración pública.

¿Se quieren desligar completamente de la gestión de ambos consorcios?

En todo momento hemos dicho a los responsables municipales que pueden contar con la Fundación para lo que necesiten. Incluso se les ofreció seguir trabajando de la mano, pero el equipo de Gobierno parece que ha optado por hacerlo a través de ProBurgos. No es que no queramos seguir, sino simplemente que creemos que la figura de los consorcios ya no tiene sentido.

Hasta ahora, el equipo comercial de ambos consorcios ha estado directamente vinculado a la Fundación ¿Cuánta gente formaba ese equipo?

De forma directa, full time, ha estado trabajando una persona, pero de forma indirecta ha tenido el apoyo constante de dos o tres personas que asesoraban desde el punto de vista comercial, urbanístico y legal. No estamos hablando de un equipo desmesurado, pero está claro que ahora alguien va a tener que asumir ese papel, y me consta que en ProBurgos hay perfiles que pueden encajar.

¿Se están cumpliendo las proyecciones de ventas?

Sí. Cuando refinanciamos años atrás ambos consorcios, establecimos un calendario de ventas que no es que se hayan cumplido, es que se han mejorado, aunque es verdad que algún año ha ido mejor que otros, sobre todo en el caso del Desvío. En Villalonquéjar todos los años hay ventas, mayores o menores, pero siempre hay ventas. Sin embargo, en el caso del suelo residencial, con parcelas muy grandes, no todos los años se cierran ventas. Así, hubo un año en el que no se vendió ninguna parcela y el Ayuntamiento tuvo que asumir la deuda sostenible, pero otros años hemos hecho amortizaciones anticipadas porque se ha vendido mucho.

¿Y en qué punto estamos ahora mismo?

Años atrás ya hicimos una estimación que apuntaba a que parte de la deuda acumulada era muy difícil de justificar de acuerdo a las valoraciones de las parcelas, que habían caído de precio tras la crisis. Así, se establecieron dos tramos de deuda. Hoy, el valor de los activos que tienen los dos consorcios en el tiempo deberían poder pagar el tramo A. El otro tramo, será complicado.

Pero hay diferencias sustanciales entre la situación del consorcio del Desvío y el de Villalonquéjar, ¿no?

Sí. En el caso del Desvío, al ser parcelas grandes, el año que haces un par de ventas, está muy bien, pero ahora probablemente pasaremos uno o dos años en blanco. No en vano, en las últimas ventas se incluyen 400 viviendas que el mercado tendrá que asumir. En Villalonquéjar pasa algo parecido, pero con una diferencia clave, y es que con el ritmo de ventas actual, ahí hay suelo para tres, cuatro o cinco años, como mucho. Y luego se acabó.

¿Hay urgencia para sacar al mercado más suelo industrial?

Sí. El Ayuntamiento tiene que ponerse en marcha ya, porque un suelo industrial no se levanta en un par de años. Ya comenzamos a decirlo con Javier Lacalle en la Alcaldía, y a día de hoy no ha habido apenas recorrido en este caso. Es necesario tomar decisiones ya, sobre todo en un lugar como Burgos, que es un caso un poco excepcional, ya que la política de suelo industrial en Castilla y León la lleva la propia Junta, pero su plan de polígonos no toca Burgos. Aquí, ese trabajo se lo ha echado siempre a la espalda el Ayuntamiento. Los anteriores equipos de Gobierno seguramente veían la necesidad de ponerse en marcha en este sentido, pero quizá no veían la urgencia. Ahora, en el actual equipo de Gobierno sí que vemos una clara orientación a abordar el tema de una forma seria.

¿Se han perdido oportunidades en los últimos años?

No, porque todavía hay parcelas. A día de hoy no ha habido ninguna petición de suelo industrial que no haya sido atendida y sigue habiendo parcelas de en torno a 100.000 metros cuadrados con capacidad para albergar proyectos de cierta envergadura. Pero igual dentro de un par de años ya no se da esa situación. De hecho, hoy hay proyectos interesantes sobre la mesa.

¿Consideran que Burgos está perdiendo peso en el entorno?

Lo que está claro es que una ciudad como Burgos no puede no tener un plan estratégico industrial que defina cuál es la visión de la industria a medio plazo, qué tenemos, que nos falta, en qué puntos hay que trabajar y que aúne al sector privado y al sector público en torno a unos objetivos claros. Así se lo hemos hecho saber al Ayuntamiento en numerosas ocasiones y parece que el actual equipo de Gobierno ha recogido ese guante. Aunque no hayamos perdido ninguna oportunidad con nombres y apellidos, quizá podríamos haber avanzado en algunos ámbitos que hoy nos parecen muy evidentes, como las energías renovables o el hidrógeno verde, en los que podríamos haber empezado a trabajar antes.

Llegamos tarde, pero ¿estamos a tiempo?

Yo creo que sí, pero si lo hubiéramos empezado a trabajar con anterioridad, ya tendríamos algo sobre la mesa.

Más allá de diseñar un plan, ¿qué le pedirían a las administraciones?

Para empezar, las infraestructuras, que son necesarias, aunque no suficientes. Sólo por tener suelo industrial no van a venir las empresas, ni aunque lo regales, pero sin suelo industrial no consigues nada. A partir de ahí, hay otras infraestructuras clave, como el ferrocarril para mercancías o las vinculadas a las energías renovables. A grandes rasgos, lo que hay que pedir es planificación, infraestructuras, y sobre todo, poner en común proyectos que se impulsen desde el ámbito público-privado.

Centrándonos en la propia Fundación. ¿Cómo van las cuentas?

Bien. Una fundación como la nuestra se rige por objetivos sociales, pero debe tener beneficios económicos, porque en la medida en que los tengamos, podremos hacer más actividades. Desde que nos transformamos en fundación en 2012, todos los años hemos tenido beneficios, salvo los dos años de la pandemia, por motivos obvios, pero ya hemos regresado a la normalidad.

En 2022 presentaron un ambicioso plan estratégico. ¿Se está cumpliendo?

Sí. Hemos recuperado el nivel de actividad y de usuarios previo a la pandemia, que era uno de los grandes objetivos del plan, y los grandes proyectos que queríamos desarrollar ya están en marcha, como es la ampliación de la residencia de ancianos, que ha sido la mayor inversión que hemos hecho hasta ahora y que está llena desde el primer día. También hemos culminado la puesta en el mercado de 70 viviendas de alquiler asequible, que también están ocupadas. En cuanto a las actividades, tenemos dos ejes: sostenibilidad y digitalización y hemos dado pasos en ambos frentes, con el impulso a la asociación del Hidrógeno verde de Castilla y león, la Oficina de Economía Circular en colaboración con la asociación del polígono de Villalonquéjar, y la Oficina Genera, que busca ofrecer gestión de ayudas a las pymes para potenciar la digitalización.

¿Habrá más viviendas en alquiler asequibles a corto plazo?

Nuestra intención es construir otras 50, porque la lista de espera ha crecido y la necesidad está ahí. Además, tenemos la parcela para ello, justo al lado de la que sirvió par alevantar las últimas 70 viviendas. Sin embargo, para desarrollar ese proyecto necesitamos algo de apoyo de la administración, en este caso de la Junta, que ya financió parte de la obra anterior.

¿Cuál es hoy su relación con CaixaBank tras la finalización del acuerdo original de absorción de la antigua Caja de Ahorros?

El acuerdo finalizó en 2020. Desde ese momento ya no tenemos puesto en el Consejo de Administración de CaixaBank y la relación que mantenemos ahora mismo es de meros accionistas, aunque en los últimos años hemos vendido muchas de las acciones que teníamos. Por su parte, con la Fundación La Caixa mantenemos algunos proyectos sociales.

¿Por qué han vendido las acciones?

No es porque creamos que CaixaBank sea una mala inversión. De hecho, ahora mismo es al contrario, a la vista de los resultados que están obteniendo y los dividendos que está repartiendo. Sin embargo, para nosotros era una inversión demasiado grande. Lo que hemos hecho es diversificar esas inversiones, y para seguir manteniendo la figura de fundación bancaria, debíamos tener una participación en alguna entidad. Por eso, en 2022 adquirimos el 10% en Arquia.

¿Por qué Arquia y no otra entidad?

Tenía que ser una inversión en la que pudiéramos adquirir un 10% y eso limita mucho, ya que sacaba de la lista de posibilidades a todas las grandes entidades. Tenía que ser un banco mediano o pequeño. Y además, queríamos tener presencia en la gestión de ese banco y no en todos los bancos se puede dar esa circunstancia. Con Arquia sí, ya que estamos en su Consejo de Administración.

¿Ahora es Arquia su socio financiero prioritario?

Sí, sin duda, ya que además de permitirnos mantener la figura de fundación bancaria, nos permite dotar de mayor oferta financiera en Burgos. Al final, que haya una entidad más en Burgos es una manera de potenciar el desarrollo económico el entorno.

¿Habrá más movimientos en esta línea?

De momento, no. Ahora, nuestro objetivo prioritario es impulsar Arquia a medio plazo. Tenemos la ventaja de que el resto de nuestro patrimonio financiero lo tenemos muy diversificado, con cientos de inversiones en distintos sectores. En este sentido, tenemos un especial foco en desarrollar proyectos de Burgos en la medida que podamos a través de las sociedades Asocia Inversión y Caja de Burgos Inversiones Estratégicas.

Una de las grandes apuestas de los últimos años ha sido Polo Positivo. ¿Hasta dónde quieren llegar?

No sabemos dónde está el límite del programa, pero lo que queremos es que crezca. El éxito de Polo Positivo será conseguir que haya muchas empresas que nazcan y crezcan en el ámbito industrial de Burgos. Hay otras aceleradoras que buscan potenciar la creación de empresas para luego invertir en ellas. En este caso, el objetivo principal es que haya más empresas industriales en Burgos, aunque en algún momento podamos llegar a plantearnos invertir en alguna. Y en ese sentido, estamos consiguiendo cumplir los objetivos marcados y hemos dotado de mayor capacidad tecnológica con la entrada de nuevos socios, en este caso Grupo Cropu, Hiperbaric y Correa. La clave es que tenemos un apoyo enorme de las empresas, que se implican mucho, incluso sus directivos.

¿Tiene la Fundación algún espacio que no esté en uso?

A día de hoy, todos los espacios con los que contamos tienen actividad, salvo algunos casos muy concretos en algunos pueblos de la provincia, donde teníamos centros culturales pequeños que, en la medida en que los ayuntamientos han ido desarrollando su actividad cultural, nosotros hemos ido dando un paso atrás. En todo caso, en los últimos años hemos dado pasos también en este sentido, con la puesta en marcha, por ejemplo del edificio Nexo.

¿Hay algún proyecto de envergadura sobre la mesa en este sentido?

Sí, en la Casa de las Cadenas de Miranda. Allí teníamos dos espacios pequeños y antiguos y con la puesta en marcha del Teatro Apolo, vimos que el auditorio se había quedado obsoleto y pensamos que necesitábamos algo diferente, por lo que apostamos por rehabilitar la Casa de las Cadenas. Se trata de un proyecto muy interesante por su carácter patrimonial e histórico que nos permite desarrollar los usos que queremos llevar y que además permitirá apoyar la dinamización del Casco Viejo de Miranda.

¿Este último proyecto es la inversión más grande que tienen en cartera?

Que esté en marcha, sí. En principio, no necesitamos más espacios para desarrollar la actividad que actualmente realizamos. De hecho, si nos comparamos con otras fundaciones análogas a la nuestras, tenemos muchísima estructura.