Cristina Ayala, alcaldesa de Burgos
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Cristina Ayala, alcaldesa de Burgos
«Nos parecemos mucho más a Vox de lo que nos parecemos al PSOE»Días atrás se cumplía el primer año de la toma de posesión de Cristina Ayala como alcaldesa de Burgos. Un año en el que han sucedido muchas cosas, pero que parece haber pasado muy rápido, según reconoce la propia Ayala, quien asegura que el pacto de gobierno que sostiene la Alcaldía goza de buena salud, a pesar de los diferentes desencuentros vividos con Vox en los últimos meses.
De la salud del pacto, del camino andado hasta ahora y de las previsiones de futuro, incluida la ubicación de la fiesta del Curpillos, habla Ayala con Burgosconecta.
Un año de mandato. El tiempo pasa rápido, ¿verdad?
Rápido no, rapidísimo. Tengo la sensación de que fue ayer, pero sí, ha sido un año intenso y enriquecedor y tengo una satisfacción de haber ido cumpliendo cosas, aunque todavía nos queda mucho por hacer.
Hace unos meses, en esta misma mesa le preguntaba por las diferencias entre el Senado y el Ayuntamiento y me decía que esto era mucho más exigente. ¿Se reafirma?
Sí, muchísimo más. Cada día podremos tener seis o siete cosas diferentes entre reuniones con asociaciones, vida institucional, reuniones internas... De hecho, los días se hacen cortos y me gustaría que tuvieran más horas para encajar todo.
¿Qué es lo que más pereza le da de ser alcaldesa?
Lo más duro es la lentísima dinámica del Ayuntamiento. Hay muchas cosas a las que le queremos meter más prisa, pero es muy difícil, porque la maquinaria es lentísima y es un poco desesperante.
El otro día, en su balance particular, aseguraba estar «moderadamente» satisfecha del camino recorrido. No es una expresión que denote mucho optimismo, ¿no?
Bueno, es que creo que hay que huir de la grandilocuencia. Creo que, en general, los ciudadanos aprecian que los políticos no vayamos a la hipérbole. Creo que somos poco creíbles si decimos que todo lo que hemos hecho es fantástico, todo fenomenal. Hay cosas que han ido bien y con las que estamos contentos y otras con las que estamos menos contentos.
Una de esas cosas que quizá no ha ido tan bien sean los desencuentros públicos que ha habido con sus socios de gobierno.
En el momento en el que hay dos partidos en un equipo de gobierno no puede ser lo mismo que cuando solo hay uno. Cuando son dos partidos hay dos sensibilidades distintas y hay veces que es lógico que haya diferencias. Pero en todo caso, vamos al principio. Nosotros nos parecemos mucho más a Vox que lo que nos parecemos al PSOE y por tanto estamos mucho más cómodos en un pacto con Vox que en cualquier otra posibilidad. Dicho lo cual, creo que no han sido muchos desencuentros.
Quizá no hayan sido muchos, pero han sido públicos, que es el elemento determinante en esta ecuación.
Pero quizá tampoco se puede evitar que sean públicos, ¿no? Ellos siguen teniendo su punto de vista en determinadas cuestiones que difiere del nuestro y lo enmarco dentro de una relación absolutamente normal. Lo habitual es que surja algún desencuentro más y en algunos casos sea la opinión del PP la que se lleve adelante, porque para eso somos mayoritarios, y habrá otros casos que entiendo que para Vox sean muy importantes para el pacto de gobierno y quieran sacar adelante.
En todo caso, ¿les han gustado las formas en las que se han sustanciado esos desencuentros, sobre todo el último a raíz del control de empadronamientos de inmigrantes irregulares? Entiendo que el PP no tenía conocimiento de lo que iba a tratarse en aquella rueda de prensa.
No, no teníamos constancia.
¿Falta comunicación entre los socios de gobierno?
No. Ambos partidos tenemos dos reuniones semanales, y yo entiendo que ahí es donde deben surgir los debates. Evidentemente, nos hubiera gustado que esto se hubiera hablado en alguna de esas reuniones, pero no fue así y, a partir de ahí, nosotros tuvimos que salir a decir que no estábamos de acuerdo, ya que muchas cuestiones que planteaban no son competencia del Ayuntamiento y otras ya se están ejecutando gracias a la colaboración absolutamente normal que hay entre Policía Local y Policía Nacional.
A raíz de uno de esos desencuentros, entró en escena el propio vicepresidente de la Junta. ¿Hasta qué punto están condicionados por las estructuras de sus respectivos partidos?
En lo que nos toca directamente a nosotros, puedo decir que el Partido Popular tiene absoluta confianza en mi persona. Tengo absoluta libertad. Llevo muchos años afiliada al Partido Popular y me ha dado la oportunidad de estar aquí. Nunca va a haber un partido que esté 100% de acuerdo con todo lo que uno piensa, ya que, si no, seríamos ovejas, pero el Partido Popular es el partido que más se identifica con mi forma de pensar y Cristina Ayala responde al programa político del PP.
A partir de ahí, habrá que preguntarle a Vox. En todo caso, hay que recordar que soy alcaldesa porque Vox lo apoya, pero ellos tienen un vicealcalde y tres concejales de gobierno gracias al mismo pacto. Esto va de dar y recibir, que es lo que necesita la ciudad, y creo que todo irá bien a lo largo del resto del mandato.
¿Es capaz de garantizar que acabarán el mandato juntos o no se la juega?
Me gustaría que así fuera porque apuesto a que eso daría estabilidad.
Es una respuesta muy ambigua.
Es lo que hay.
Mientras tanto, el PSOE sigue tendiendo la mano al PP.
Pero es que, insisto, nosotros tenemos muchas más coincidencias con Vox que con el PSOE, y más con este PSOE que hereda las peores formas de Sánchez. Desde que llegamos al gobierno hemos recibido de todo: desde insultos a críticas por proyectos. El mejor ejemplo es el de Burgos Río. Los ciudadanos van a pagar un pleno extraordinario por la pataleta de un exalcalde que no asume que ya no toman las decisiones en la ciudad. Lamentablemente, el PSOE ha perdido la educación y obedece absolutamente a la polarización que se vive en el Congreso o en el Senado. Las formas en una ciudad deberían ser diferente, sobre todo teniendo en cuenta que el propio De la Rosa ha sido alcalde.
¿Qué es lo que no les gusta de Burgos Río? ¿Que fue una de las propuestas estrella del anterior equipo de Gobierno, su concepto general o los detalles del proyecto ganador?
En campaña electoral ya dijimos que había que hacer ciertas actuaciones en el Arlanzón, pero no estábamos a favor de gastarnos 14 millones de euros. Evidentemente estamos menos de acuerdo en gastarnos 37 millones, como plantea el proyecto ganador en algo que, en resumen, no es una prioridad. El dinero de las administraciones es finito y hay muchas cosas que son mucho más prioritarias en la ciudad. De hecho, creemos que el proyecto ganador en realidad ni siquiera resuelve los problemas que puede tener el río. Ni siquiera tiene un estudio de tráfico, como sí lo va a tener la calle Santander para ver si es posible peatonalizarla. A partir de ahí, vamos a dar soluciones puntuales a los problemas que tiene el Arlanzón. Lo demás, es una pataleta del exalcalde.
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BURGOSconecta
Meses atrás le pedí que me dijera algo positivo que hubiese dejado como herencia el anterior equipo de Gobierno. Ahora le pido que me diga algo positivo que hayan hecho los socialistas en la oposición.
Intento huir de los maximalismos. Que no me guste la actitud del PSOE en estos meses no significa que hagan todo mal. O que en el PP lo hagamos todo bien. Por ejemplo, esta misma semana se han sumado a la decisión de disolución de los consorcios, que era algo que todos hemos entendido que había que hacer. Eso sí, se han sumado tras otra pataleta. Habrá que preguntarles por qué se abstuvieron al principio. En todo caso, he de agradecer que efectivamente en algunos temas de ciudad como ha sido lo de los consorcios o el impulso al hidrógeno verde, ha habido acuerdo.
Entiendo que la oposición tiene que hacer su papel. No pretendo una oposición que no critique en absoluto, pero no perdono las formas y menos de alguien que ha sido alcalde.
¿Se arrepiente de algo en estos en este primer año?
(Piensa) Hasta ahora no me habían hecho esa pregunta. Necesito pensarlo despacio.
Volvemos luego a ella. Entiendo que uno de los momentos más complicados fue la salida de Fernando de la Varga. ¿Cómo se gestionó de puertas para adentro?
Sí, fue un momento muy difícil, pero este equipo de Gobierno tiene la voluntad de ser transparente y ejemplar. En un momento determinado surge la noticia de que dio positivo en un control de alcoholemia, lo que por cierto supone no respetar los derechos fundamentales de Fernando de la Varga. A partir de ahí, comentamos la situación con el propio Fernando y llegamos a la conclusión de que el mejor escenario es no seguir. A él le costó mucho porque estaba muy ilusionado con ser concejal de Turismo y para nosotros supuso una herida importante.
Asumiendo que siempre es complicado gobernar en un pacto, el hecho de que solo hay un partido en la oposición facilitaba las cosas, ¿no?
Sí. Al final, lo que está representado en el Pleno es lo que los ciudadanos deciden en las urnas, pero que solo haya un partido en la oposición agiliza y facilita mucho las cosas.
En el primer año de mandato, han incrementado la tasa de Aguas y ya se ha dejado entrever la posibilidad de subir la tasa de basuras. ¿No choca eso con el discurso del PP y Vox?
Efectivamente, la línea habitual de la derecha es bajar los impuestos, pero en el caso de Burgos, vimos cuál era el marco existente en la ciudad y nos dimos cuenta que había poco margen para ello. A lo que el PP se comprometió en el programa electoral fue a tocar algunas cuestiones muy puntuales a través de bonificaciones. A partir de ahí, no estamos hablando de un impuesto, sino de una tasa, que lo que pretende es cubrir el coste del servicio. Evidentemente no ha sido plato de buen gusto aumentar la tasa, pero es que no había otra opción. Es insostenible que en diez años no se suba la tasa teniendo en cuenta que es necesaria una inversión anual para mantener y mejorar la red. Una inversión que, por cierto, con el PSOE no se produjo.
Pero la sociedad de Aguas tiene las cuentas saneadas. Tiene caja, tiene capacidad de inversión y el último ejercicio lo cerró con beneficios.
Sí, pero no suficiente para cubrir un plan de inversiones que creo que, de memoria, supera los 50 millones de euros en cinco años. Con lo que hay ahora necesitamos hacer caja, pero que quede claro que esa caja no se perderá por ahí, sino que va a ir a la inversión en mantenimiento y mejora.
¿Y qué va a pasar con la tasa de Basuras?
De momento se está haciendo el estudio, y en caso de tener que subirla, no entrará en vigor hasta por lo menos 2026. En este caso, la clave es que nos hemos encontrado el Centro de Tratamiento de Residuos (CTR) prácticamente en ruinas y hay que hacer una inversión millonaria.
¿Habrá mas incrementos de tasas o impuestos?
Si siguen las condiciones actuales, no, pero hoy no podemos decir que no porque en cualquier momento puede cambiar la situación. Una de las cosas que nos hemos encontrado al llegar es bastante dinero en la caja, porque el anterior equipo de Gobierno fue incapaz de invertirlo, pero viendo la impredicibilidad de la política en los últimos años no puedo decir que no. Sólo puedo decir que nuestra intención es no subirlos, pero si de repente surge algún gran imprevisto y nos obliga a hacerlo, lo tendremos que hacer por responsabilidad.
¿Cómo impactará la disolución de los consorcios a las cuentas municipales?
La deuda de 204 millones ya estaba ahí y ya la estábamos asumiendo, lo que pasa ahora es que esa deuda se imputará directamente sobre el balance del Ayuntamiento. Eso sí, también asumimos directamente los activos, y aunque esos activos han bajado de valor, siguen teniendo mucho valor. Además, en el caso de Villalonquéjar se suma el hecho de que la industria es una de nuestras grandes apuestas. En todo caso, aspiramos a gestionarlo adecuadamente para que no suponga un problema.
Esta misma semana se daba el primer gran paso para crear un nuevo gran polígono industrial en la ciudad. ¿No da un poco de vértigo sabiendo lo que cuesta y lo que pasó con los consorcios?
Sí, da vértigo, pero no nos da ningún miedo afrontar este tipo de inversiones para que Burgos siga siendo una potencia industrial. El problema es que en los tres años primeros de la legislatura anterior no se movió ni un solo papel y espero que no nos pasen coste. Lo he dicho desde el principio, los dos grandes objetivos a medio plazo deben ser la industria y la cultura y el patrimonio, por lo que todo el dinero gastado en industria es dinero muy bien gastado.
¿Sigue pensando que la falta de personal es el principal problema del Ayuntamiento?
Del Ayuntamiento como institución, sí. Nos está costando un potosí.
¿Y qué están haciendo para solucionarlo?
Incorporar más personal. En este año se han incorporado 40 nuevas personas, que no son pocas, pero a día de hoy una de cada tres plazas del Ayuntamiento no están cubiertas. El objetivo es cubrir un porcentaje mucho más elevado. Mientras no avancemos en ese ámbito, el desarrollo de muchos proyectos será más difícil. Además, hemos eliminado la cita previa y ahora atendemos a un 40% más de las personas que se atendían en la anterior legislatura.
A partir de ahí, estamos preparando una nueva valoración de puestos de trabajo, que es algo que no se hace desde los tiempos de Aparicio, creo. Esa valoración es esencial porque necesitamos reorganizar. Luego, nos gustaría mucho implementar alguna medida de calidad, pero no sé si dará tiempo en estos cuatro años.
¿Veremos el Mercado Norte esta década?
Es una de esas cosas que nos gustaría tener más avanzada, pero creo estoy convencida de que veremos obras esta legislatura y espero que lo veamos esta década.
¿Y ExpoBurgos?
ExpoBurgos es un proyecto muy importante para nosotros. No entendemos cómo una ciudad como Burgos no tiene un recinto ferial. De momento, hemos avanzado ya en la modificación urbanística que había que hacer y aunque no estará completo este mandato, confío en que sí que pueda ser usado ya para albergar las barracas antes de que acabe la legislatura.
¿Y los aparcamientos en altura de María Amigo y el Bulevar?
Espero que sí que lleguemos a verlos. Entendemos que son necesarios para la ciudad y queremos sacarlos adelante.
La cosa parece que se está complicando.
Es muy, muy difícil tener un proyecto que no genere algún tipo de oposición, pero a día de hoy tenemos la oposición conocida de unas 5.000 personas entre los dos aparcamientos y en Burgos hay 173.500 vecinos.
Pero son 5.000 personas que viven justo ahí.
Cuando preparamos el programa electoral, en todas y cada una de las reuniones que tuvimos con colectivos nos decían que el problema más importante que tenía por ejemplo Gamonal era el aparcamiento. Nosotros estamos intentando dar una solución que, además, es distinta a lo que se ha intentado antes. Lo que se ha intentado hasta ahora es dar una parcela a una empresa para que la explotara y pusiera los aparcamientos al precio que le encajaran. En este momento, la idea es pagar esa obra con el dinero del Ayuntamiento para poner aparcamientos muy baratos.
Estos proyectos iban en nuestro programa electoral. No engañamos a nadie. En todo caso, vamos a avanzar en el proyecto y cuando lo tengamos, se lo contaremos a los vecinos y testaremos su opinión, pero no sólo a los que tendrán el aparcamiento enfrente, sino a los que entendemos que pueden hacer uso de él. Y si en un momento determinado, vemos que nadie lo quiere, pues optaremos por otras inversiones.
Lo que parece que está en marcha ya es el aparcamiento del Silo. Sorprende la celeridad con la se ha alcanzado un acuerdo con la Junta. No hay que ser muy mal pensado para presuponer que la administración autonómica estaba bloqueando la cesión a la espera del resultado electoral.
No hay nada mejor que los datos para explicar algo. En 2014, a raíz de los problemas para llevar a cabo el Bulevar de Gamonal, el Ayuntamiento solicitó esa parcela a la Junta para construir un aparcamiento, pero el tema se quedó ahí durante años. Ya en 2019, la Junta de Castilla y León se dirige al Ayuntamiento de Burgos y pregunta si todavía tiene interés en desarrollar el aparcamiento y el gobierno de Daniel de la Rosa tarda dos años en contestar, lo que hace pensar que mucho interés no tenían en el tema. Luego se acercan las elecciones, el gobierno de De la Rosa dice que sí que está interesado, pero en ningún momento se llegan a sentar con la Junta, sino que prefiere hacer confrontación con la Junta.
Lejos de ello, en cuanto nosotros entramos empezamos a hablar directamente con el secretario general de esa área de la Junta para agilizarlo.
Antes del Curpillos, aseguraba que la jira volvería al Parral. Tras la buena acogida que ha tenido la Quinta, ¿sigue manteniéndose firme en esa decisión?
Este es el típico ejemplo de que cuando las circunstancias cambian pueden motivar un cambio de opinión. Es irrefutable que el Parral es el parque más cercano a Las Huelgas, pero también es irrefutable que la gente ha estado más cómoda y más a gusto en La Quinta. Eso es lo que dicen las peñas y lo que dice la mayoría de los ciudadanos. Hay más sombras, es más accesible, el mercadillo estaba integrado… Efectivamente, eso nos hace replantearnos muchas cosas. De momento, el año que viene se volverá a celebrar en La Quinta porque las obras en el Parral no habrán acabado. A partir de ahí, iremos viendo y, si la opinión es mayoritaria, la fiesta probablemente acabe en La Quinta de manera definitiva.
¿Tirará usted el cohete de los Sampedros?
(Sonríe). Sí, pero la buena noticia es que nuestro muy eficiente jefe de Bomberos ha puesto un dispositivo para que la alcaldesa sólo tenga que encender y no tenga que dirigir el cohete. Eso hará que todos estén mucho más seguros y yo se lo agradezco, porque lo del año pasado fue un susto que podría haber sido algo mucho más grave.
Venga, la última oportunidad para decirme algo de lo que se arrepienta.
Lo he estado pensando, pero la verdad es que ahora mismo no soy capaz de identificar algo que haya hecho o no haya hecho de lo que me arrepienta en este año. Quizá sea por eso mismo, por llevar sólo un año.
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