Nuevos idilios, viejos hábitos

PSOE y Ciudadanos han firmado esta semana un acuerdo presupuestario que posibilitará que los 'naranjas' voten a favor de los presupuestos burgaleses para el 2020. 18 cláusulas y tres disposiciones adicionales han sido necesarias para que Marañón, que tras las elecciones municipales ni siquiera se sentó a negociar con De la Rosa, lo apoye y se funda con este último en un abrazo de celebración. 18 cláusulas y tres disposiciones adicionales que el PSOE ha aceptado procedentes de un partido que hizo pasar al actual alcalde «los peores días» de su vida política en junio, con el pacto PP-Cs para el Ayuntamiento de Burgos.

Pero para eso están. Marañón para olvidar que el 15 de junio entró al Ayuntamiento de Burgos creyendo que saldría como alcalde y no fue así. De la Rosa para olvidar que Cs le negaba la palabra por esas fechas. Están para convertir en hechos eso que el jueves aseguraban con palabras, poner a la ciudadanía por encima de las siglas.

La confrontación y la fragmentación dominan el escenario político. Mucho tiempo llevan las urnas diciendo a los políticos que deben llegar a acuerdos, romper bloques encasillados, ceder, dialogar. Parece que Ciudadanos ha necesitado en Burgos más de ocho meses para percatarse que más allá de la derecha hay otro lado al margen del centro en el que dicen situarse.

Pero el nuevo matrimonio comienza con algún claroscuro, esos malos hábitos que a todos nos cuesta tanto desterrar. Cs y PSOE firmaron el jueves el acuerdo presupuestario, un acuerdo que se cerró el miércoles por la tarde pero que algunos ya conocían el martes. Dentro de estos algunos parece que no estaba la vicealcaldesa, Nuria Barrio, que al ser preguntada el miércoles por la mañana por una información que aseguraba el cierre del pacto afirmó que el escenario estaba abierto. Pocas horas después se hizo público, esta vez oficialmente, que el escenario estaba cerrado. O a Barrio no se la tenía informada del pacto o mintió. Lo misma respuesta dio Marañón al ser preguntado sobre el tema y las mismas dudas se levantan sobre él. El idilio comienza con mentiras, si no es entre ellos, al menos, con la ciudadanía.

De momento, los implicados en este noviazgo han presentado a sus parejas a sus progenitores pero todavía no habrá boda pese a que ha habido pedida de mano en público. De la Rosa abrió el jueves la puerta a Ciudadanos al Gobierno de la ciudad. Pero Marañón zanjó el tema, por el momento: «seguimos siendo oposición». Desde allí vigilarán los 'naranjas'. El PSOE, que buscaba consolidar la relación, deberá confiar en que la estabilidad que aportaría contar con Cs en el equipo de Gobierno se logrará por el compromiso 'naranja' con los presupuestos.