Estar en la oposición es duro, cuesta el doble hacer llegar el mensaje, pero también tiene sus gratificaciones en forma del reconocimiento de aquellos a los que se escucha, algo más complicado desde el gobierno. Esta es una de las principales enseñanzas que le ha ... reglado a Carolina Blasco su parada como portavoz del PP en el Ayuntamiento de Burgos, tras la marcha de Javier Lacalle.
La popular asegura que el Gobierno de Daniel de la Rosa va desnortado, excluye a la oposición, y más ahora que se ha aliado con Cs. Se gobierna a golpe de imposición, con miedo a la crítica, atacando y desprestigiando al PP. Blasco considera que ahora es un buen momento para plantear una moción de censura, no el pasado verano como les planteó Vicente Marañón, pero el acuerdo PSOE y Cs no la propicia.
-Está a punto de cumplir su primer año como portavoz del PP en la oposición, tras la marcha de Javier Lacalle, ¿cómo está siendo la experiencia?
-Sarna con gusto no pica. Yo quiero estar aquí, y no me puedo quejar de lo que libremente elijo. Pero es cierto que es un trabajo intenso. El equipo con el que cuento ha hecho que sea muy atractivo hacer la labor de oposición, que consiste en controlar pero también en hacer propuestas, con un equipo que está lleno de ilusión y con muchas ganas. Y esa energía que ellos me dan hace que todo sea más liviano. En la labor de oposición se aprende mucho y a mí me interesa estar en los sitios en la medida en que aprendo y disfruto. Y desde este punto de vista lo valoro positivamente.
-De toda esa experiencia en la oposición, ¿qué destacaría?
-Estar en la administración es difícil, y la local es muy compleja. Lo primero que he aprendido es lo difícil que es hacer oposición, trasladar los mensajes. Lo duro, la parte que tiene de frustración, pero también de empeño en que se oiga la voz de la oposición. Lo segundo, lo importante que es escuchar a la gente. Y lo gratificante que es estar cerca de la gente que tiene problemas pero no se les escucha en el gobierno municipal, y lo agradecidos que se sienten. Ni siquiera cuando se les resuelve el problema, simplemente cuando se les escucha. En tercer lugar, las mayorías absolutas no son suficientes para hacer política. Y un líder, lo que tiene que tener es capacidad de incluir a todos en su proyecto, sobre todo cuando se quiere trabajar a largo plazo.
-El PSOE, y en concreto el alcalde Daniel de la Rosa, aseguran que no han asumido que están en la oposición, que actúan con rencor por haber pedido las elecciones
-No, al revés. El PP hace el papel que tiene la oposición y lo tenemos muy asumido. Es el primer control de legalidad del gobierno, que lleva a la crítica, que pretende ser constructiva para evitar los errores. Otra cosa es que, quien no tiene seguridad en sí mismo, como ocurre con Daniel de la Rosa, no admita ningún tipo de crítica. Y se ampare en una pretendida unidad de los políticos, solamente para tratar de ocultar todas sus carencias, que son muchas. Entiendo que se está mejor en un contexto de acuerdo, pero Daniel de la Rosa no lo propicia. Se ha convertido en un gobernante excluyente. No necesita a la oposición y nos excluye.
«He aprendido lo difícil que es hacer oposición, trasladar los mensajes»
-En estos dos años de mandato han denunciado, judicialmente hablando, diversas actuaciones del equipo de Gobierno (algo, que por otra parte, han criticado de la oposición cuando gobernaban). Incluso han acudido a la vía penal, pero sin éxito. ¿Cómo se justifica judicializar la política y, sobre todo, llevar los asuntos al ámbito penal, en el que se genera un daño personal y profesional pese al archivo de las causas?
-Creo que no es así. Cuando gobernábamos, decíamos que no se podía injuriar, calumniar en la prensa. Si se tenía alguna duda de la legalidad de los procedimientos, se debía ir a los tribunales. Y justamente hemos hecho esto. En el momento en el que hemos visto que la actuación en la administración local no respondía a lo que entendemos que tienen que ser las pautas de conducta de un alcalde, hemos ido a los tribunales. Pero nada diferente a lo que hacía el PSOE cuando nosotros estábamos en el Gobierno. Que ha habido alcaldes del PP que han tenido que ir a declarar, y se han archivado las causas. Y nadie dijo que se estaba haciendo un daño personal. Lo que pasa es que Daniel de la Rosa tiene la piel muy fina y lo que ha pedido para los demás no lo quiere para él, como consecuencia de su falta de seguridad. Necesita un ambiente en el que se le proteja y no se le ponga en duda. Y un líder, con capacidad de responsabilizarse de las cosas, sabe asumir las críticas y no tener ningún problema en enfrentarse a la justicia.
-¿Es imposible llegar a acuerdos con Daniel de la Rosa?
-Daniel de la Rosa tiene siempre la palabra acuerdo en la punta de la lengua. Trata de trasladar una imagen de persona afable y hace valer los acuerdos a los que se llegó en el mandato pasado como un símbolo de la responsabilidad del PSOE. Pero aquello no fue responsabilidad, fue una forma de aislar a Cs y separarlos del PP. Aquellos pactos fueron excluyentes, con el PSOE o con nadie; no nos permitían llegar a acuerdos con más grupos municipales. Lo aceptamos por el bien de la ciudad, porque necesitábamos una mayoría para sacar adelante presupuestos, modificaciones, proyectos...
Pero, desde que Daniel de la Rosa tiene mayoría absoluta, no ha sabido coger el teléfono ni una sola vez para hablar con la principal responsable de la oposición. No nos necesita e impone su mayoría. Además, se produce cierta situación de arrinconamiento. Incluso diría de desprecio. En el gobierno con mayoría, en el PP hemos aprendido que para los proyectos de ciudad había que llegar a acuerdos con el resto de las formaciones políticas. Nueve o diez veces le he tendido la mano. Sin embargo, la narrativa del PSOE es que el PP no quiere llegar a acuerdos, que bloquea, que enreda. Están ellos enredados en su incapacidad de gestión. No podemos bloquear nada, porque tienen mayoría. Lo que necesitan es aislar al PP, porque Daniel de la Rosa no gobierna, trata de arrinconar y desprestigiar al PP. Esa es su postverdad. No es un líder quien convierte su mayoría absoluta en un gobierno excluyente.
-En esa política propositiva, tendente al acuerdo de la que habla, ¿el equipo de Gobierno podría contar con el PP para la restructuración de la deuda de los consorcios, si fuera necesario?
-El otro día tuvimos que votar que no (en la Gerencia de Fomento a la aprobación de la aportación anual del Ayuntamiento para el pago de la deuda no sostenible), porque se negaron a darnos información sobre la situación financiera de los consorcios. Algo inexplicable. Es la imposición, vota sí y, sino, no te preocupes porque salgo a la prensa a decir que bloqueas. Esto no puede ser. La situación económica del Ayuntamiento, por mucho que se quiera negar, es complicada. Ha habido ahorros, que se están dilapidando sin pensar en el futuro. Habría que tener en cuenta no solo la deuda del Ayuntamiento (que gracias al PP es prácticamente inexistente), sino también la deuda de los consorcios. Ese contexto nos coloca en unos ratios de endeudamiento muy alto, por encima del 110%. Hemos propuesto que parte de esos ahorros se destinasen a amortizar la deuda para que en 2023 podamos tomar decisiones autónomas.
En el contexto actual, una vez se levante la suspensión de las reglas fiscales, en el 2023 el Ayuntamiento no va a poder hacer ni siquiera inversiones sostenibles. No se nos ha hecho caso. A ver si es posible, con los ahorros que tenemos, reducir la deuda de los consorcios. Una refinanciación lo único que hace es trasladar el problema a nuestros hijos. Es la política de la cigarra. No se quiere contar con nosotros para tomar decisiones tan trascendentales como esta y, o dices que sí, o bloqueas. Para eso que no cuenten con el PP.
«De la Rosa tiene la piel muy fina, necesita un ambiente que le proteja y no le ponga en duda»
-En el reciente balance ha lanzado un guante a Cs y Vox para plantear una moción de censura. ¿Ha mantenido ya algún contacto con ambas formaciones?
-Más que lanzar un guante, el Grupo Municipal Popular entiende que se dan las condiciones para una moción de censura, ante un escenario de paralización absoluta como en el que vive la ciudad de Burgos en este momento (con dos años en blanco) y con un alcalde que profesa el 'sanchismo', que no recrimina que no se respete el Estado de Derecho. Pero sabemos que no se cumplen las condiciones necesarias. Ciudadanos, que entró a combatir las políticas socialistas (porque así expresamente lo dijo su candidato), está sepultado por esas políticas, porque no quiere tener otra alternativa. No por que no la tenga. Están cómodos en esta situación y, por eso, entiendo que no se da el escenario. Ojalá que se dé, porque esta ciudad votó en 2019 mayoritariamente que se desarrollaran políticas de centroderecha. Y, sin embargo, lo que tenemos ahora es 'sanchismo', ni siquiera socialismo.
-¿Durante estos dos años, han mantenido contactos con Cs para intentar acercar posturas?
-Sí, sí. Y el verano pasado, porque Cs vino a nosotros. No quiero hablar por Vox, que estuvo en alguna de esas conversaciones, pero el Grupo Municipal Popular entendía que había que darle una oportunidad a Daniel de la Rosa, para que demostrara qué era capaz de gestionar. Y con la llegada de la pandemia nos pareció que no se daba el contexto para desestabilizar ninguna ciudad. Los ciudadanos necesitaban certezas y certidumbres, y no era el momento de jugar un juego de tronos sin que nada hubiera pasado. Marañón se acercó a nosotros, en la idea de promover una moción de censura y le dijimos que no era el momento. Cs necesitaba gobierno, pero a un alto precio, porque ha quedado sepultado por las políticas socialistas. A partir de ahí, no ha habido absolutamente ningún contacto.
-¿Y ahora, con Vox, qué opciones ven de que se sumase a una moción de censura?
-A raíz de nuestras manifestaciones han indicado que apoyarían una moción de censura. Cuando llegó la hora de elegir alcalde, entendieron que no se daban las condiciones. Nosotros lo respetamos, aunque creemos que fue un error. A nosotros tampoco nos gustaba el escenario, pero las políticas del socialismo y la deriva del socialismo de la mano de Pedro Sánchez no eran lo más adecuado para la ciudad. Entendimos que lo mejor era un gobierno para Castilla y León donde gobernara el PP por las importantístimas políticas que se desarrollan en el ámbito regional (educación, sanidad, servicios sociales) y nos pusimos a disposición de un pacto. Porque el Grupo Municipal Popular sí que sabe pactar, y lo demostramos el mandato pasado y también en este. Y sabemos dar un paso atrás. Vox hace una oposición cómoda, que nos llama la atención, apoyando iniciativas del PSOE que no se deben apoyar porque son perjudiciales para la ciudad. Pero nosotros lo respetamos, cada uno tiene una forma de hacer oposición.
-Precisamente, Marañón les ha acusado de haber roto el pacto nacional encaminado a su investidura como alcalde, al anunciar que dejaban a Cs solos al frente del gobierno municipal
-A nosotros nadie nos explicó el pacto. No sabíamos cuáles eran las condiciones del pacto y, cuando nos lo plantearon, no nos gustó. Entendíamos que tiene que gobernar, liderar una ciudad y responsabilizarse quien toma las decisiones, pero aceptamos el planteamiento que se nos hizo. Que el centroderecha gobernara la ciudad de Burgos, y supimos dar un paso atrás. Posteriormente, ya veríamos cómo se articulaba un gobierno. Pero nos parecía totalmente precipitado que, en un día, se articulara un gobierno que no habíamos pensado. No, no rompimos el pacto, lo cumplimos. Y hemos sido responsables hasta el final.
«Exhibiendo unidad como el único trofeo de dos años de Gobierno, una semana después hemos descubierto que esa unidad es aparente»
-Ese acercamiento entre PSOE y Cs culminó en un acuerdo de gobierno en octubre. Han pasado ocho meses y, por las últimas declaraciones de Rodríguez-Vigil, las cosas no van tan bien como aparentan. ¿Cree que la unión PSOE y Cs completará el mandato o el equipo de Gobierno acabará saltando por los aires?
-Con Cs, cualquier cosa es posible. Lo más llamativo es que, en el balance que hizo Daniel de la Rosa, lo único que pudieron exhibir fue unidad, porque no podían exhibir ningún tipo de gestión. Solo hablaron de los proyectos que el PP puso en marcha. Lo único novedosos era exhibir la unidad que había entre ellos, pero no significa nada si no se sabe gestionar bien una mayoría absoluta. Lo más grave es que, exhibiendo unidad como el único trofeo de dos años de Gobierno, una semana después hemos descubierto que esa unidad es aparente y que este equipo de Gobierno puede saltar por los aires en cualquier momento.
-Estamos en el ecuador del mandato. Hacemos balance pero también hay que mirar hacia adelante. ¿Cómo prevé el escenario político en Burgos de aquí a dos años?
-Nosotros hemos dejado de mirar atrás. Hemos hecho balance pero mirando al futuro, lo contrario al PSOE. En lugar que gobernar, solo mira atrás y busca excusas, la enfermedad del fracaso del gobierno de Daniel de la Rosa. Los ciudadanos necesitan ilusión, cambio, certezas de futuro. A nivel nacional es un clamor. Miramos al futuro con esa ilusión, pero sabiendo que no es nada fácil. En la ciudad de Burgos hay que seguir trabajando, porque las cosas pueden cambiar muchísimo en dos años. Estamos seguros de que el 'sanchismo' no beneficia a España y Burgos no es una isla, y se va a haber perjudicada. Vamos a trabajar con muchas ganas para no perder ni un minuto para convencer a los ciudadanos de que el PP es la alternativa y la mejor opción para el futuro de la ciudad.
-¿Cree se que mantendrá el escenario de cinco partidos políticos en el Ayuntamiento?
-Cs es una gran incógnita. En Burgos no ha elegido un buen camino porque está sepultado por las políticas del socialismo y los burgaleses que votaron a Cs no votaron socialismo, ni mucho menos 'sanchismo'. Entendemos que no son la mejor de las alternativas pero el hecho de estar en el gobierno hace que tengan cierto sostén desde el punto de vista electoral. Y la izquierda más radical va a sufrir un proceso, porque es evidente que tienen que problemas que tendrán que resolver, y posiblemente haya una fragmentación. Lo que vaya a ocurrir dependerá de todas esas circunstancias. Por eso digo que no hay que dejar de trabajar ni un minuto, lo importante es convencer a los ciudadanos de que tenemos un proyecto para la ciudad, serio y riguroso. Y Burgos necesita eso, porque ha pasado dos años en blanco. El problema es que hemos perdido el impulso y no podemos perder otros dos años.
-Me ha hablado de Cs y de Podemos, pero no de Vox. Sigue en el tablero y amenaza con seguir arañando votos al PP
-He hablado de Cs y Podemos porque son los que veo más inestables. Las zozobras de Cs, las idas y venidas, hacen que estén en una situación de inestabilidad. Y Unidas Podemos sufre cierta debacle en los análisis electorales y en Burgos, además, hay distensiones internas que le pueden perjudicar. Lo mismo pasa en Ciudadanos. A Vox les veo más estables, consolidados, pero con cierto techo electoral. Porque se han acomodado en la oposición y han aceptado el juego de ser buenos en política, y de la política del acuerdo, y no puede haber acuerdo impuesto. No vale el acuerdo por el acuerdo para salir bien en la foto. Y desde el punto de vista de sus votantes creo que se les va a penalizar, pero los veo estables. Sin embargo, no creo que estén quitando votos al PP porque donde están es donde estaban y, en todo caso, perdiendo impulso.
«Lo que es importante es que, dentro de dos años, los ciudadanos entiendan que la alternativa al gobierno de Daniel de la Rosa es el PP»
-¿En 2023 será usted la candidata del PP al Ayuntamiento de Burgos?
-Es la eterna pregunta. Hay muchísimas variables que pueden afectar a lo que vaya a pasar dentro de dos años, y por eso hay que trabajar todos los días con rigor, con una tendencia estable, que no esté al albur de movimientos políticos. Para cualquier persona, dos años son un mundo. Lógicamente no se saben cuáles van a ser las circunstancias personales que rodeen una decisión de esas características. Lo que es importante es que, dentro de dos años, los ciudadanos entiendan que la alternativa al gobierno de Daniel de la Rosa es el PP.
-Entre esas variables, ¿está también la nueva presidencia del PP de Burgos? Tras el congreso provincial, será Borja Suárez el que presida el partido. ¿Va a influir en que usted sea la candidata?
-Creo que no. Borja Suárez, igual que César Rico, me han transmitido siempre su apoyo. El Grupo Municipal Popular, la acción política en la ciudad es muy relevante, porque es lo que más ven los ciudadanos. Y ambos nos han manifestado el apoyo al trabajo que hacemos cada día y lo valoran porque saben que es duro. Desde ese punto de vista no tenemos ningún tipo de distensión. Y, a partir de ahí, no creo que tenga por qué influir absolutamente en nada el cambio de presidencia.