El exalcalde Javier Lacalle ha puesto hoy punto final a su trayectoria en la política local tras renunciar formalmente a su acta como concejal en el Ayuntamiento de Burgos. Una renuncia que no por esperada ha estado exenta de emotividad.
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El propio Lacalle ha querido ... aprovechar el turno de palabra para despedirse de toda la Corporación y tener palabras de agradecimiento y recuerdo a los alcaldes, concejales y trabajadores públicos con los que ha compartido trayectoria a lo largo de más de dos décadas. En este sentido, el ya exconcejal ha tenido palabras especiales de agradecimiento a su grupo político por la «confianza» depositada en él durante tantos años y, sobre todo, a su familia, por su «comprensión» y apoyo.
También ha tenido palabras de agradecimiento para el actual alcalde, Daniel de la Rosa, con quien comparte ya la experiencia de llevar sobre sus hombros el peso de un Ayuntamiento. Asimismo, el exalcalde, que a partir de ahora se centrará en su trabajo en el Senado, ha querido aprovechar para pedir «disculpas» por las «palabras que hayan podido ofender en el fragor del debate».
«Ha sido un privilegio ser alcalde de esta ciudad», ha subrayado tras asegurar que se va con la sensación del trabajo hecho, dejando una mejor ciudad que cuando llegó a la política local de la mano de Valentín Niño.
A este respecto, el resto de la Corporación ha querido también agradecer el trabajo prestado durante todos estos años. Y es que, más allá de «discrepancias políticas», Lacalle ha «contribuido con su mejor voluntad» al desarrollo de la ciudad, según ha señalado De la Rosa antes de entregarle un álbum con fotografías de recuerdo.
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También han tenido palabras de agradecimiento y despedida los portavoces de Ciudadanos y Vox, Vicente Marañón y Ángel Martín, respectivamente, así como su sustituta al frente del Grupo Municipal Popular, Carolina Blasco. No así los corporativos de Podemos, que no han tomado la palabra.
Con todo, la marcha de Lacalle supone un auténtico punto de inflexión en la política local. No en vano, él era el último de una generación política. El ya exconcejal entró en la política local de la mano de Niño en 1995, asumiendo la concejalía de Juventud mientras lideraba ya las Nuevas Generaciones de Burgos. Tras la investidura de Ángel Olivares en 1999, Lacalle se trasladó a Valladolid para asumir la Dirección General de Juventud durante cuatro años, y ya en 2003 regresó al Ayuntamiento. Lo hizo de la mano de Juan Carlos Aparicio, que le cedió una inmensa responsabilidad al frente de la concejalía de Fomento.
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Tras ocho años como peso pesado del grupo municipal, Lacalle lideró al PP en las elecciones de 2011 y fue investido alcalde, condición que repetiría cuatro años después, aunque en minoría. Sin embargo, la historia cambiaría de rumbo el pasado 2019 con una debacle electoral que cedió la Alcaldía al socialista Daniel de la Rosa.
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