El Arco de Santa María, la Catedral de Burgos, los Gigantillos o la estatua del Cid representados gracias a los residuos de los burgaleses y ubicados en un lugar singular, como son los Arcos de Castilfalé, en el paseo de la Isla, esta singular exposición al aire libre ya se puede visitar y estará ahí dos semanas más, hasta el 21 de septiembre.
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Se trata de una iniciativa en la que han participado la Concejalía de Medio Ambiente, ECOEMBES y las asociaciones SIO2 y Código Ker. La campaña se centra en la reutilización aprovechando el Año Internacional de la Economía Creativa para el Desarrollo Sostenible, declarado por la UNESCO.
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Josué Temiño, concejal de Medio Ambiente, señala que con esta exposición se busca que los burgaleses tengan conciencia sobre la generación de residuos y la reutilización de los mismos. Las esculturas, una vez retiradas de este lugar, volverán a donde salieron, a los contenedores de envases y de papel y cartón. Aunque Temiño ha adelantado que puede que una de ellas sea «indemnizada» y se baraja que sea la que representa al Cid. Su ubicación final sería el futuro Centro de Biodiversidad del Castillo.
Esta exposición une la cultura con la economía circular, con la economía creativa y el desarrollo sostenible. Y lo hace en un año en el que «la pandemia de la covid-19 ha paralizado la economía creativa y a sus artistas, que no han podido acceder a ayudas económicas y sociales, desde la Concejalía hemos querido dar un empujón a los jóvenes artistas», ha señalado Temiño.
SIO2 y Código Ker presentaron la iniciativa y sorprendió a la Concejalía, «nos gustó mucho y nos pusimos a trabajar con ECOEMBES que ha financiado la iniciativa con 10.200 euros. Vimos la idea perfecta para concienciar y en un lugar emblemático como es este», ha añadido Temiño.
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Los artistas llevan trabajando desde julio en unas instalaciones cedidas por el Ayuntamiento. Amaya Barahona, de SIO2, explica que su reto ha sido descontextualizar el propio residuo para convertirlo en otra cosa. «Hemos estudiado sus capacidades como propio material. En cada escultura destaca uno. El Cid está hecho de latas y para mantener la unidad cromática se ha dado la vuelta a los tetrabrik. Los Gigantillos están hechos con plástico; la Catedral, con cartón y hueveras. En el Arco de Santa María nos hemos vuelto más locos, hemos hecho una mezcla y nos ha quedado algo muy pop», apunta Barahona.
Las esculturas no guardan una unificación cromática, «así queda más divertido y se reconoce mejor el residuo, sin pintarlo», aclara. También han querido darle un toque de arte povera, «aunque este movimiento se centra en rechazar los materiales industriales y optar por los más nobles, nosotros hemos querido ennoblecer la basura».
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No se trata de que todos convirtamos en arte nuestra basura, pero esto sí va de reflexionar sobre lo que tiramos, porque en algunos casos seguro que tiene una segunda vida, se puede reutilizar, y esto es algo fundamental para reducir la huella ecológica.
Con esta exposición también se busca que los burgaleses se acerquen, hagan fotos y lo suban a redes sociales para concienciar a sus vecinos. Cada vez más personas convierten sus ideas e imaginación en medios de vida. La creatividad es un recurso renovable, sostenible e ilimitado que se puede encontrar en cualquier parte del mundo. «La creatividad es la industria del mañana», en palabras de la UNESCO.
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