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Carolina Blasco, Javier Lacalle y Salvador Foronda
La enfermedad del mal estudiante

La enfermedad del mal estudiante

Lunes, 26 de noviembre 2018

La apatía es un mal que podemos sufrir todos a lo largo de nuestro día a día y que puede no causarnos mayores problemas dentro de lo cotidiano. Sin embargo, esta forma de pereza se vuelve especialmente peligrosa cuando afecta a nuestras funciones más importantes. En el caso de un estudiante, puede ser cuando tiene que hacer la tarea o preparar un examen. En el caso de un político, que además forma parte del Equipo de Gobierno, su función más importante tiene lugar cuando tiene que elaborar el presupuesto municipal.

Es en este punto en el que esa apatía se ha apoderado del Partido Popular y no ha sido capaz de elaborar un presupuesto municipal para 2019. El documento más importante de un Ayuntamiento ha vuelto a quedarse en blanco, recurriendo al copia-pega del de 2017, que ya fue prorrogado este 2018.

Llama especialmente la atención que los 'populares' no hayan ni tan siquiera tenido la intención de preparar un presupuesto para el próximo año, dado que según hemos podido conocer, el alcalde, Javier Lacalle, no ha dado una sola instrucción al área de Intervención para escribir la primera letra sobre el documento.

Desde hace tiempo, Lacalle ya viene dando señales de encontrarse más cómodo con un presupuesto prorrogado que con uno de nuevo cuño. Esto, a pesar de que hay muchas partidas, como las del capítulo cuatro, dirigidas transferencias corrientes, que se quedan sin asignación y que deberán de encomendarse a una modificación presupuestaria para contar con dotación económica, como las dos que se han registrado este año. De ellas dependerá el desarrollo de proyectos de asociaciones y entidades que trabajan con colectivos desfavorecidos, por ejemplo.

La excusa que no puede faltar en un mal estudiante de manual se encuentra en los demás. Recientemente, la portavoz del Equipo de Gobierno, Carolina Blasco, justificó que no habían elaborado el borrador del presupuesto de 2019 porque el PSOE, que ha sido el único grupo que ha registrado sus propuestas, quiere «imponer condiciones no asumibles». Fue a finales de septiembre cuando los socialistas enviaron al alcalde las inversiones que debían de ser tenidas en cuenta en el presupuesto a elaborar si querían contar con el apoyo del PSOE y, por ende, salir adelante.

Sin embargo, el alcalde prefirió buscar la excusa para ni tan siquiera hacer su trabajo y echó la culpa al de al lado. Los socialistas mantienen que sus exigencias para sacar adelante el próximo presupuesto municipal son significativamente inferiores a las de 2017, que sí fueron aceptadas y recogidas en el documento. Según los cálculos que manejan en el PSOE, sus peticiones rondarían los siete u ocho millones de euros de un presupuesto global cercano a 200.

Además, teniendo en cuenta que hay comprometidas partidas en inversiones plurianuales que fueron aprobadas en mayo de este año, el capítulo de inversión de 2019 se verá sensiblemente reducido y la capacidad de acometer proyectos también.

Pero aún y con esas, el PP ha optado por no acceder a la imposición del PSOE y antes que perder el tiempo en intentar sacar el presupuesto adelante ha optado por no elaborarlo que es lo mismo que no presentarse a un examen que sabes que suspenderás. Sin embargo, en el deber del buen político está intentar contar con un presupuesto o, al menos, intentarlo.

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