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Durante las últimas semanas, Daniel de la Rosa reconoce haber vivido momentos de tensión. Y es que, menos de un año después de asumir el bastón de mando le ha tocado dirigir el Ayuntamiento de Burgos durante la pandemia de la covid-19. Y en ... ese camino, reconoce, se han cometido errores, aunque asegura quelos aciertos «son más», guiados siempre por los criterios sanitarios.
¿Está la ciudad de Burgos preparada para pasar de fase?
No lo sé. Yo no soy quién para decir si hoy en día cumplimos los requisitos establecidos por las autoridades sanitarias. Confío plenamente en el criterio de los responsables de la Junta en este ámbito, empezando por la propia consejera de Sanidad, que durante la gestión de esta crisis me ha transmitido siempre mucha seguridad. Hasta ahora, se ha guiado por un criterio que debe prevalecer sobre el resto, que es el sanitario. Esto es como una carrera de fondo. Es mucho más inteligente ir de manera prudente al principio para mantener el ritmo y esprintar al final. Burgos pasará de fase cuando tengamos la máximas garantías posibles para no dar un paso en falso.
En varias ocasiones ha valorado el trabajo de la Junta en la gestión de la crisis. ¿Tiene algo que reprochar?
Sí, claro, aunque no referente a la gestión más directa de la crisis. Tengo información casi permanente con la Junta, especialmente con Francisco Igea y Verónica Casado. A efectos de cómo interpretar los riesgos de esta pandemia, es una garantía tener a dos personas muy sensibilizadas y que tienen conocimientos sobre la materia. Dicho esto, la Junta también está cometiendo errores, como todos. Nosotros estamos siendo muy leales con todas las administraciones, porque sé las dificultades que están atravesando todas en esta situación, pero la consejera de Servicios Sociales nos adelantó hace mes y medio que se iban a transferir a los ayuntamientos los 19,5 millones para sostener la financiación de los servicios sociales que estamos prestando más que nunca, pero que no son competencia nuestra, y todavía estamos esperando el pago del primer adelanto, que supone 400.000 euros.
Acaba de decir que todas las administraciones están cometiendo errores. ¿El Gobierno también?
Sí. De hecho, lo ha reconocido el propio presidente en una sesión plenaria. En esta situación tan difícil, en la que se tienen que tomar decisiones urgentes, sin apenas tener más datos de los que ofrece el día a día, es normal que te equivoques. Pero yo no voy a culpar a ninguna administración en concreto porque no me cabe en la cabeza que, de tener más información, no se hubiera actuado con mayor rigor o antelación. No creo que se reaccionara tarde, al menos teniendo en cuenta la información que se tenía en cada momento. Lo que sí que me extraña es que todos estemos cometiendo los mismos errores. Italia tenía el precedente chino, España tenía el precedente italiano y Francia y Reino Unido tenían el precedente español. Ya de países como Estados Unidos, mejor ni hablamos. Las autoridades toman decisiones cuando tienen sobre la mesa criterios objetivos con una posición clara de las autoridades sanitarias. Yo creo que la responsabilidad es compartida. Se ha actuado cuando se tenía la información. Me parece injusto decir que Sánchez actuó tarde. La decisión se toma cuando todos los indicadores apuntan a que se trata de una cosa seria. No me cabe en la cabeza que, de haber tenido los datos antes, Sánchez, o el primer ministro italiano, o el presidente francés, no hubieran actuado antes.
¿Y el Ayuntamiento? ¿También ha cometido errores?
Por supuesto que ha habido errores, pero me consuela saber que ha habido muchos más aciertos a pesar de que en las últimas semanas se han publicado decenas de decretos y bandos. Así nos lo están reconociendo vecinos, compañeros y adversarios políticos. Pero mi único mérito es saber escuchar e intentar tomar las mejores decisiones. A partir de ahí, he tenido que rectificar varias de esas decisiones, como el bando que limitaba el paseo de los perros a 250 metros, que publiqué con la mejor de las intenciones siguiendo el ejemplo de otras ciudades, pero que el secretario de Estado de Seguridad nos obligó a anular a todos porque no era competencia municipal. También tuvimos que cambiar el modo de reparto de mascarillas en los autobuses. En este caso, la mayoría cogía la mascarilla con el protocolo establecido, pero había quien entraba al autobús, cogía cinco o seis mascarillas y se bajaba en la siguiente parada, lo que nos obligó a cambiar el sistema al día siguiente. Y también estamos rectificando y modificando el establecimiento de espacios peatonales.
En todo caso, Burgos fue una de las primeras ciudades en aplicar la cuarentena.
Sí. El martes 10 de marzo convocamos un primer gabinete de crisis con las áreas de prevención, Personal, Policía, Bomberos, Protección Civil y la Junta de Gobierno porque nos habían llegado informaciones no contrastadas de que en Burgos podría haber un brote. Luego no fue así, pero había una sospecha. En ese primer gabinete ya se tomaron varias decisiones. A partir de ahí, recibimos una llamada del consejero de Presidencia de la Junta para asistir a una reunión en la que estaban todos los presidentes de diputación y alcaldes de municipios de más de 20.000 habitantes de la comunidad. En esa reunión, la consejera de Sanidad nos dice a Aitana (Aitana Hernando, alcaldesa de Miranda de Ebro) y a mí que es necesario actuar con la máxima determinación. En el caso de Miranda, se hablaba de obligaciones, y en el nuestro, de recomedaciones, pero a la vista de la situación, adoptamos el criterio de convertir esas recomendaciones en obligaciones. Así hemos seguido hasta ahora. El jueves 13 comparezco anunciando que se cierra todo lo que puede cerrar el Ayuntamiento a partir del viernes. Y ese mismo viernes por la noche, a las once más o menos, se ponen en contacto conmigo los responsables del Hospital Universitario de Burgos (HUBU) y nos convocan a una reunión urgente a primera hora de la mañana del sábado. En esa reunión, el jefe de Epidemiología y el propio gerente del hospital, con lágrimas en los ojos, nos dijeron que todo lo que estaba pasando en Italia lo íbamos a tener aquí en días, que la pandemia estaba descontrolada. Me dijeron, textualmente, que hiciera todo lo que pudiera por cerrar la ciudad y mandar a todo el mundo a casa. Salí de esa reunión muy tocado. Ese ha sido, sin duda, el momento más duro que he tenido en mi experiencia política. Acto seguido, salí del Hospital, vine al Ayuntamiento, convoqué Junta de Gobierno urgente, llamé a todos los jefes de sección y tomé la decisión de terminar de cerrarlo todo, empezando por el propio Ayuntamiento. A partir de ahí, se ha ido gestionando.
Aún así, le están lloviendo críticas por parte de la oposición municipal por cómo está gestionando la crisis.
En realidad, yo diría que son dos o tres concejales del PP los que están aprovechando cualquier ocasión para intentar desgastar al equipo de Gobierno. A mí me parece legítimo y necesario que se haga una oposición crítica. Yo la hice durante el anterior mandato. Pero echo de menos la otra parte, la de la responsabilidad, la de la crítica constructiva. Es cierto que fuimos el primer gran ayuntamiento de Castilla y León en aprobar un paquete de medidas anti covid de manera unánime, incluyendo propuestas de todos los grupos para crear un acuerdo conjunto en 72 horas. Pero a partir de ese momento, el PP está actuando de manera irresponsable, bloqueando, paralizando y cuestionando todo tipo de decisiones desde el punto de vista técnico y jurídico, aunque estén ratificadas por los técnicos. Ellos sabrán cuál es su estrategia en la oposición. Nosotros fuimos críticos y exigentes, pero responsables y útiles. Esa es la oposición que están haciendo Ciudadanos y Podemos, que todos los días nos dan una de cal y otra de arena. En este sentido, tengo que reconocer la postura de Podemos, ya que a pesar de no tener ningún acuerdo formal con ellos, están respondiendo de manera responsable.
¿Se precipitó el equipo de Gobierno al presentar el primer acuerdo con Ciudadanos para las medidas urgentes antes de sentarse con el resto de grupos para buscar una posición común?
Yo creo que no, aunque quizá se haya interpretado de manera diferente desde fuera. Lo que yo veo es que el PP lanzó su propuesta de medidas, y nosotros hicimos lo propio, con un paquete de medidas acordado con nuestro socio presupuestario y abierto a propuestas del resto de grupos. Luego, tanto Vox como Podemos hicieron lo propio. A partir de ahí, conseguimos reconducir las posturas partidistas en una postura unánime de carácter institucional. Insisto en que fuimos el primer gran ayuntamiento de Castilla y León en hacerlo.
¿Está actuando a la altura de las circunstancias la política de este país?
No.
Qué tajante.
Es una gran decepción, la verdad. Aunque creo que hay algunos políticos a nivel nacional que sí están a la altura. La mayor parte del Gobierno lo está, y dentro del PSOE debo reconocer a Rafael Simancas, Patxi López y Adriana Lastra. Pero también debo reconocer, por ejemplo, a Inés Arrimadas y a Ciudadanos en general.
¿Ya se ha planificado el eventual pase de fase en la ciudad?
Estamos dando los pasos. Por ejemplo, ya tenemos el acuerdo con los hosteleros, y no ha sido fácil. Junto con el comercio, la hostelería es uno de los sectores más golpeados por la crisis y hemos tenido que priorizar, renunciando a otro tipo de criterios, como por ejemplo que la ciudad no se llene de terrazas. En este caso, estamos intentando salvaguardar la viabilidad económica de miles de familias. La hostelería da empleo y regenera y todos los grupos han aportado ideas que en su mayoría se han tenido en cuenta. También estamos hablando de manera permanente con el comercio, así como con las pymes y las grandes empresas para ver cómo va evolucionando cada sector. Estamos dando los pasos necesarios para que en la siguiente fase de propuesta, los datos de Burgos puedan cumplir con los criterios y tanto la Junta como el Gobierno estimen que estamos listos. Pero quiero subrayar que es mucho más importante dar pasos con seguridad. Aunque se tarde. Debemos ser prudentes, tener calma por aguantar una o dos semanas más para que luego no tengamos que arrepentirnos. Un paso atrás será fatal para todos, incluidos los sectores de los que estábamos hablando o el propio hospital, que hasta ahora ha aguantado la presión como un titán. Ha soportado momentos críticos en marzo, sosteniendo a Soria y a Segovia. Más allá del modelo de gestión, lo cierto es que tenemos muy buen hospital.
En todo caso, ¿confía en que esa paso de fase sea más pronto que tarde?
Sí, porque en comparación con otros territorios, nuestra ciudad lo ha hecho bien. Y no es mérito mío. Yo pude reaccionar más o menos rápido, pero la clave es que los ciudadanos han interiorizado la responsabilidad que se les exigía.
Aún así, la paulatina flexibilización de las medidas de confinamiento ha venido acompañada de incumplimientos, según reconoció usted mismo o la propia Policía Local.
Ha habido dos fases: una desde que se comenzaron a tomar decisiones radicales y otra a partir del día en el que se permitió salir a los niños. En la primera hubo un comportamiento ejemplar, pero en la segunda, la gran mayoría de los ciudadanos nos hemos relajado. Y es lógico. Es algo inherente al ser humano. Somos seres sociales. Igual, en otro momento, ni siquiera te planteabas salir dentro de la franja horaria en la que puedes hacerlo, pero ahora hay que salir, y se juntan decenas de miles de personas a partir de las ocho de la tarde. Durante los primeros días, se podía controlar. Ahora es totalmente imposible. No podemos controlar la movilidad de decenas de miles de personas durante todo el día y en todos los sitios. La única solución es apelar a la responsabilidad individual, ya que obviamente, es necesario ir abriendo un poco la veda para compatibilizar las necesidades sociales y económicas, pero primando siempre los criterios sanitarios. Esto no es sólo una crisis, es una pandemia.
En las últimas semanas, el Ayuntamiento ha aprobado un paquete de medidas contra la covid dotado con 6,5 millones de euros y todo hace indicar que habrá más medidas a corto y medio plazo. ¿Habrá dinero para todo?
No. Ya tenemos una estimación de caída de ingresos por valor de unos cinco millones de euros solo en el primer semestre. Lo que estamos haciendo ahora es reajustar el proyecto de presupuestos entre el equipo de Gobierno y Ciudadanos. Hay que recortar, por lo menos, cinco millones, pero a la vez tenemos que salvaguardar las partidas financieras que son ahora mismo prioritarias. Creo que no deberíamos tocar las inversiones, las líneas de ayuda vinculadas a personas vulnerables, familias, mayores, empresas, hostelería o comercio. Al revés. Ahora habría que implementarlas.
Deja poco margen para el recorte.
Ese es el problema. Estamos intentando hacer magia, la verdad. Eso sí, la estimación de caída de ingresos que ha hecho Tesorería se basa en el peor de los escenarios posible. Habrá que hacer alguna modificación a mayores a lo largo del año, pero la postura de Intervención y de Tesorería es ir viendo cómo va evolucionando la crisis.
En todo caso, mantiene su apuesta por sacar adelante el presupuesto como sea este año.
Por supuesto. Esta ya no es una cuestión política. Ahora mismo, es una cuestión institucional. Más allá de la voluntad política del gobierno de turno, el presupuesto es una herramienta necesaria para la gestión del día a día. Y Burgos, ahora mismo, se está gestionando con el presupuesto de 2017. Es obvio que algunas de las propuestas que planteamos en su día entre PSOE y Ciudadanos tendrán que esperar, pero lo que no puede esperar un año es todo lo demás. El objetivo es llevar la aprobación inicial del presupuesto en un mes o así.
¿Confían en que el Gobierno central ceda y permita echar mano a remanentes?
Eso espero, porque lo que está pasando es muy injusto. Los ayuntamientos son los que mejor están gestionando hoy en día la cosa pública y, en comparación no tenemos apenas recursos. Creo recordar que el presupuesto de la administración central es de dos billones de euros y el de la Junta es de unos 20.000 millones de euros. El nuestro es de unos 200 millones. Aún así, los ayuntamientos somos las administraciones a las que primero llama todo el mundo y las que antes respondemos. Y encima, en muchos casos, como en el nuestro, tenemos superávit. En ese escenario, ¿cómo es posible que teniendo un margen de 40 millones de euros en la caja, sólo podemos gastar 10?
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