Críticas, pelea dialéctica y reproches cruzados, pero con un tono mucho más cordial y propositivo de lo habitual. Los principales partidos con presencia en el Ayuntamiento de Burgos han aprovechado hoy la celebración del debate sobre el estado de la ciudad para ofrecer una imagen ... muy diferente a la que parecían haberse acostumbrado desde principios de legislatura. Así, y a pesar de los lógicos encontronazos, han mostrado su apuesta por tender puentes de cara al último año de mandato.
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De hecho, el propio alcalde, Daniel de la Rosa, ha adelantado su intención de convocar a los portavoces de los diferentes grupos municipales a principios de septiembre para intentar alcanzar el mayor consenso posible para el presupuesto del próximo ejercicio, que condicionará la actividad del equipo de Gobierno que salga de las urnas a mediados del próximo año.
La intención, según De la Rosa, es clara: «pase lo que pase, todos debemos mostrar altura de miras» y «lealtad institucional» en un momento en el que, además, la coyuntura internacional complicará la labor municipal.
Y parece que, al menos por el momento, hay intención de tender puentes también por parte de la oposición. O al menos, por parte del PP. Y es que, la propia portavoz de los 'populares', Carolina Blasco, ha tendido la mano al equipo de Gobierno, poniendo sobre la mesa la necesidad de alcanzar puntos de encuentro en materias como el Plan Gamonal, el Mercado Norte o la implantación de la Zona de Bajas Emisiones, amén de la posible «crisis» que ya sobrevuela España.
Habrá que ver, en todo caso, en qué sustancia ese hipotético acercamiento entre ambas formaciones, que la legislatura pasada alcanzaron varios acuerdos de cierta relevancia.
De momento, el balance de la gestión municipal de unos y otros no podía distar más. En ese aspecto, el debate sobre el estado de la ciudad ha cambiado poco o nada respecto al del año pasado o al del anterior. O, en realidad, al de casi cualquier parlamento en casi cualquier momento. El Ejecutivo sacando pecho de su gestión y la oposición cuestionándola desde un prisma radicalmente diferente.
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Ese es el guion que se ha seguido también hoy, con De la Rosa poniendo en valor los esfuerzos por sacar adelante proyectos, iniciativas e inversiones durante una legislatura en la que «ha pasado de todo», empezando por una pandemia y terminando con una crisis de suministros que está dificultando mucho la ejecución de multitud de obras.
En este sentido, De la Rosa se ha mostrado satisfecho por el desarrollo o puesta en marcha de una veintena de proyectos que, a su juicio, ratifican que la ciudad «avanza», como las reformas de los centros cívicos, las obras en la piscina familiar de El Plantío, el mercado del G-9, la mejora de Fuentes Blancas o las actuaciones en los polígonos industriales, entre otras muchas. Y todo ello, ha destacado, «sin haber subido ningún impuesto, tasa o precio público».
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Eso sí, el propio alcalde ha entonado el mea culpa y ha reconocido una serie de «errores» y frustraciones, como el fallido intento para recuperar operativa de vuelos en el aeropuerto, los retrasos en la tramitación de expedientes o la baja ejecución presupuestaria, que pone en cuestión el presupuesto «más inversor de la historia del Ayuntamiento de Burgos».
Un balance muy similar ha realizado Vicente Marañón, portavoz de Ciudadanos y vicealcalde en virtud del pacto de Gobierno. Un pacto que, ha recordado, se sustanció cuando más necesitaba la ciudad contar con un Gobierno estable que se ha consolidado con el paso del tiempo. De hecho, tanto Marañón como De la Rosa, que se han cruzado elogios, han destacado la buena salud del acuerdo alcanzado en plena pandemia.
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A su juicio, Burgos está poniendo las bases de una transformación en ámbitos como el cultural, el industrial o el logístico, afrontando paralelamente la necesaria modernización de una administración que hace siete años tenía una estructura y funcionamiento interno «propio de los años 80'». «Estoy francamente satisfecho» por los avances realizados en los últimos dos ejercicios, ha subrayado.
Unas impresiones muy diferentes han trasladado desde la oposición, empezando por el PP. Y es que, a pesar de tender puentes, Blasco ha reprochado al Ejecutivo haber caído en la «autocomplacencia» y mantener la ciudad «paralizada». «Necesitamos certezas, estabilidad y futuro», no «vivir de la inercia de 2019», ha asegurado al tiempo que lamentaba el «revanchismo» de los socialistas respecto al PP y aventuraba un porcentaje de ejecución presupuestaria paupérrimo a pesar de que el equipo de Gobierno «lo tiene todo a su favor».
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También desde Podemos y Vox se han sumado a las críticas hacia la gestión del equipo de Gobierno, aunque desde perspectivas radicalmente diferentes. Así, mientras Marga Arroyo, portavoz de la formación morada, reprochaba a De la Rosa abandonar las «políticas de izquierda», su homólogo en Vox, Ángel Martín, acusaba al primer edil de justo lo contrario y aprovechaba para poner sobre la mesa una batería de propuestas con un marcado tono electoral.
Y es que, más allá de las posturas, reivindicaciones, manos tendidas o reproches, unos y otros son conscientes de que este ha sido el último debate sobre el estado de la ciudad de la legislatura. El próximo, se celebre cuando se celebre, ya será responsabilidad de otra Corporación.
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